Mi primer encuentro con Woody Allen fue cuando
tenía catorce años. Si no me equivoco fue por el año 2005 y no sabía quién era
ese personaje petiso, pelado, flaco y con anteojos que me llamaba tanto la
atención. Me acuerdo que me quedaba hasta la madrugada viendo
partidos de Los Lakers, más particularmente de Kobe Bryant, y si no había
partidos de la NBA, empezaba a cambiar de canales hasta que algo me llamará la
atención. Por ese entonces TELEFE emitía películas en ese horario. En su
mayoría eran películas malas, pero de vez en cuando, aunque no conocía el
nombre de la película, ni los actores, me enganchaba con alguna. Ese día en
particular me acuerdo que después de terminada la película, me costó dormirme y
no sabía bien el porqué. La película era
“Ladrones de medio pelo”, y aunque no esté dentro de mis películas preferidas
de Woody, pienso que refleja su humor plenamente, y más para una persona que
desconoce su existencia.
Como de costumbre, había agarrado
la película ya en su comienzo, pero no tan avanzada. La película en sí,
presenta a una pareja de estafadores venida abajo compuesta por Woody Allen y Trace
Ullman, donde ella tiene una personalidad fuerte, con aires de grandeza, que no
para de hablar… me recuerda mucho a mi mamá. Y Woody encarna a un Ladrón que
tiene pensado robar un banco, pero básicamente no le sale una. Para lograr el
cometido de robarlo, Ray (Woody Allen) decide reunir a un grupo de ladrones e
instalar un local de pizzas cerca de este, el cual es atendido por Frenchy (Trace
Ullman). Mientras tanto, utilizarán el sótano para empezar a cavar un túnel
bajo tierra para poder acceder al banco. La cuestión es que mientras a Ray le
sale todo mal (literalmente todo mal) Frenchy consigue tener éxito con el
negocio, lo cual me parece un planteo irónico de lo más atrayente. Esto,
acompañado de la lluvia de comentarios sarcásticos, me produjo una excitación
tal, que hasta el día de hoy tengo el recuerdo como si estuviera “recién
pintado”.
Pero, como dije anteriormente, la
mayoría de las veces, no sabía de qué película se trataba, ni quiénes eran los
actores, y mucho menos quien era el director. Tarde bastante en obtener mi
reencuentro con Woody Allen. Fue seis años después de esa noche, que pude
volver a verlo, y en el cine. En este caso, la película no reflejaría el
sentido de humor de Allen, pero se transformaría en mi película favorita, o por
lo menos en la película que he visto más veces. Pienso que los primeros cinco
minutos ya me alcanzan para considerarla la mejor, y si alguien me viera
contemplando esas imágenes pensaría que me encuentro en estado vegetativo o en algún estado de inconsciencia. La
peli es “Medianoche en París”. Me hacen acordar a las primeras imágenes de “Manhattan”,
pero con diferente resultado. Las primeras imágenes de “Manhattan” son en
blanco y negro, lo cual me produce nostalgia, y hay que añadir a un Woody Allen
tratando de describir la ciudad pero buscando empatía, lo cual le dificulta a
uno apreciar las imágenes. En cambio, en los primeros cinco minutos de “Medianoche
en París”, las imágenes son muy coloridas, y muestran la magia de Paris, tanto
de día, como de noche, con un clima soleado y bajo la lluvia, todo esto
acompañado por la canción de sidney bechet, “si tu vois ma mère”. La misma
melodía me lleva por las calles que se van proyectando en las distintas escenas
y me hace ver y sentir lo que les pasa a las personas que están presentes en
ellas. Culminan mis mejores cinco minutos de apertura, y la peli arranca con un
Gil Pender (Owen Wilson) totalmente enamorado y cegado por el encanto de la
ciudad. Todo esto la hace de algún modo perfecta. Pero mi encanto por esta peli
no es sólo porque que me ponga imágenes de Paris todo el tiempo, sino que pienso que
Woody Allen pudo recrear un parque de diversiones en esta peli. Recreo el clima
artístico que vivió Paris en los años 20´, y lo complemento con un personaje
nostálgico, neurótico y simple.
Les dejo lo que considero uno de
los mejores diálogos de la película, donde Ernest Hemingway describe una
experiencia de guerra a Gil Pender y le plantea una idea donde sobresale la personalidad pasional del famoso escritor:
“…Hemingway:
-La misión era tomar la colina. Éramos cuatro, cinco contando a Vicente, pero
había perdido una mano al estallar una granada y no podía luchar como lo hacía
cuando le conocí. Y era joven y valiente, y la colina estaba encharcada de
tanta lluvia, y el camino descendía, y había muchos soldados alemanes, y se
trataba de apuntar al primer grupo y con puntería certera, retrasarles.
Gil: - ¿Tenía
miedo?
Hemingway: -
¿De qué?
Gil: - De que
le mataran.
Hemingway: - No
escribirá bien si tiene miedo a morir. ¿Lo tiene?
Gil: - Si, lo
tengo. Yo diría que es quizá mi mayor miedo realmente.
Hemingway: -
Es algo que le ha pasado a todos los hombres y a todos les pasará.
Gil: - Lo sé, lo se…
Hemingway: - ¿Ha hecho el amor con una auténtica gran mujer?
Hemingway: - ¿Ha hecho el amor con una auténtica gran mujer?
Gil: - La
verdad es que mi novia es bastante sexy.
Hemingway: -
¿Y cuando hace el amor con ella siente una pasión bonita y veraz, y al menos en
ese momento pierde el miedo a la muerte?
Gil: - No, no
suele ocurrirme…
Hemingway: -
Creo que el amor que es veraz y real crea una tregua con la muerte, la cobardía
viene de no amar o no amar bien, que es lo mismo. Y cuando el hombre que es
valiente y veraz mira cara a cara a la muerte como cazadores de rinocerontes
que conozco, o Belmonte, que es valiente de verdad; como aman con suficiente
pasión apartan a la muerte de su mente, hasta que vuelve como hace con todos
los hombres, y es hora de volver a hacer el amor de verdad. Piénselo bien…”
A partir de ese momento, inicié
mi curiosidad por Allen, y hasta el día de hoy he visto casi toda su
filmografía. Sin duda es mi director favorito. Todos pueden decir que es
pesimista, y proyecta esas ideas en las películas. Pero de alguna manera, cada
vez que veo sus películas, me reconforta que los finales sean de aliento.
Desconozco si lo hace para que sean comerciales, o porque en realidad piensa
que el final tiene que dar esperanza. Pero su pesimismo, me hace ser
proactivo. Desde muy joven, está consciente de que la muerte está presente,
y como los filósofos, nunca se olvida de esto. Pero en lugar de preguntarse
¿Por qué?, hace todo lo contrario. Trata de olvidarse de que ese final tan
trágico se acerca haciendo lo que más le gusta… escribir guiones para sus
películas.
Muy interesante.... Muy buena historia, y Woody Allen un genio, muchas peliculas para todos los diferentes tipos de espectadores!!!!
ResponderBorrarEspero con ansias un proximo posteo...