TELEFONO PUBLICO EN LA WEB

jueves, 28 de febrero de 2019

Buenos Aires stories


                That Afternoon Mela was arrived to his apartment pretty lazy, he was tired because of his job office and because the heat of the city. Buenos Aires is a mess in January. The humidity makes that the people who didn´t go to vacation, suffering as slaves. He took off his clothes and he lay down on the bed with no intention to do something for a couple of hours. Before he got asleep his cellphone rang, one, two, three, four times. It was his friend LaLo. -want 2 go out? – Lalo asked to him. -Sure. Come to my place- Responded Mela.
                 They usually drank a couple of beer before went out to the bars. The Mela´s apartment was a strategic stop every weekend. After a few hours, Mela didn´t want to go out. Seeing his friend was little down, Lalo proposed smoke some weed to motivation. Mela wasn´t a guy who say no and that wouldn´t be the exception.  The relation between Mela And Lalo got strongest since a couple of years ago. One of the reasons of this was that his best friend Tato went to work for three years to New Zealand. When Tato was living in Buenos Aires, they always were fighting and did what Tato wants. After smoked, both of them stay in silence like thirty minutes, for them, was an eternity. Suddenly, Mela remembered that the new boy at his job had given him a special gift. -To be immortal- the boy had said to him.
                -Lalo, I have a special thing. Do you want to prove it?
                -I’ve never tasted, but I would like to prove it.
                Mela grabbed from his wallet a little white rock. He put it on a table in the kitchen and with a scissors cut one of the sorbets that he had grabbed from a box. He looked at Lalo with a wicked face. Mela started to see the little rock like he was a painter and he would be on front of his master piece. Took his credit card and started to punch against the table like the rock was a cockroach and he would want to kill it. He made two lines with the cocaine. He introduced the sorbet in his nose and got closer to the table, he took a deep breathe and inhaled as strong as he can. With open eyes as eggs, Mela gave to his partner the sorbet. This one prepared himself to imitate his friend but when he got closer to the line, he breathed unconscious and the cocaine spreads anywhere. Both of them got laugh.
                Finally, they went out to the street and decided to go to a tacos house. There people looked at them as they were clowns or something like that. They didn´t notice that the world spinning fastest for them at that moment. The tacos house was full so they decided to wait for the food outside. When the food finally arrived, they ate it like if they hadn´t eaten since many days. 
                Them they went to a bar. The owners of this bar were the owners of the tacos house too. -Such a big Monopoly – exclaimed LaLo and he started to mention all the reasons because Argentina was a mess. Mela gave a shit about this. He used to hear him and just responded him saying: -you love Buenos Aires and you would never live in another city. And that was true, both of them knew the city as them hand. There was nobody at the bar, except who worked there. They bought artisanal beer and sat down. They realized that had passed six hours since went out of the apartment. Lalo went to the bathroom and he saw himself at the mirror. What he saw was awful. He saw a face pale. His eyes look so tired. Mela was at the floor looking how the owner of the bar dancing with two Danish girls. They were beautiful, with blonde hair and gorgeous eyes. One of them was too skinny and the other one wasn´t. Them faces were like those east European girls, tall and so much refined. The skinny one had a top and let see her stomach to the people. The three guys were dancing as old people, jumping and clapping. Mela was excited because of the skinny one and he can't stop looking her. None of the Danish girls had a good ass. – There is no butt like the Argentinian girl ass - He exclaimed.
                 They got out to the street meanwhile the security guy was closing the big red door of the bar. The owner had left the place with the two Danish girl half an hour ago. Mela and Lalo said goodbye like they never met before. They went back to them houses hoping and wishing that the next time come soon. 

martes, 26 de febrero de 2019

Historias de Buenos Aires


                Aquella tarde Mela había llegado a su departamento sin muchos ánimos, cansado de su trabajo de oficina y del calor que agobiaba a la ciudad. Llego, se desvistió, tiró las cosas en el piso y se dejo caer en la cama con la intención de no hacer nada durante las próximas horas. En pleno silencio sintió su celular vibrar. El celular vibró una, dos, tres, cuatro veces y parecía que no iba a dejar de hacerlo. Con todas las fuerzas del universo, Mela se estiró para llegar al celular ubicado en la mesita de luz a unos metros de donde yacía en descanso. Cuando vio el celular, vio que su amigo Lalo le mensajeaba para hacer algo. “Sale Bar?” Le pregunto. Él le dijo que lo pase a buscar por su casa y de allí salían.
                Cuando Lalo llego, Mela lo hizo pasar para que tomen una cerveza allí.  Los bares se encontraban a un par de cuadras de su departamento, por lo que su depto era una parada estratégica antes de los bares. Si bien, Mela no estaba entusiasmado por salir, Lalo avivó la tarde/noche sacando un cigarrillo de Marihuana. Un defecto que tenía Mela era que no sabía decir que no, y no iba a cambiar ese día. Lalo era una persona que nunca fue salidor cuando ambos eran jóvenes, pero hacía unos años que tanto él como Mela se habían convertido en compañeros de salidas. Siempre se juntaban, fumaban marihuana, tomaban una cerveza y de vez en cuando surgía una anécdota. La asociación se había forjado aún mas desde que su amigo Tato se había ido a trabajar por tres años a Nueva Zelanda a juntar Kiwis. Con el en la ciudad, no paraban de pelearse y siempre hacían lo que Tato quería. Con su ausencia, iban a donde la noche los llevaba y ambos se complementaban muy bien. Al culminar el “faso”, Mela se acordó que tenía algo que le había dejado el cadete de la empresa donde trabajaba. -Para que seas inmortal – Le había dicho el cadete.

                -LaLo, tengo una bolsita muy especial. ¿Jugamos unas líneas?

                -Nunca probé – Contesto Lalo mostrándose ansioso por hacerlo.

                Mela saca una pequeña bolsa de su billetera y la abre, deja caer su contenido en la mesada de la cocina y mira a su amigo desafiante. Abre una puerta de la alacena y de una caja llena de sorbetes saca uno y lo corta con unas tijeras que se encontraban en la mesada, como si ya hubiesen sido usadas ese mismo día y para el mismo propósito. Vuelve a mirar a Lalo con la misma cara. Abre de nuevo su billetera y saca su tarjeta de crédito. Con la misma tarjeta empieza a picar la piedrita blanca que había dejado caer de la bolsa con un entusiasmo y una concentración, que parecía que estaba dando su vida por ello. Después de unos segundos, acomoda lo picado formando dos líneas. -Una para vos y una para mí- Le dice Mela a Lalo. Coloca el sorbete cortado en una fosa nasal y agachándose hasta una de las líneas, aspira tan fuerte como sus pulmones se lo permiten. Tira su cabeza hacia atrás y grita como si le hubiesen inyectado algo. Mela le pasa el sorbete a Lalo, como si fuese el bastón presidencial del gato de Macri. Cuando Lalo se pone en pose para imitar lo que hizo su amigo, peca de primerizo y al acercarse a la línea blanca ubicada en la mesada exhala una gran bocanada de aire, lo que esparce el polvo por todos lados. Los dos explotan en risas.
                Una vez en la calle, se van a comer algo a la casa de tacos que queda a unas cuadras. Allí la gente los mira, y ellos no entienden muy bien por qué. Al otro día entenderán que el mundo giraba más rápido para ellos en ese momento. El lugar estaba lleno, y de tanto esperar se fueron a esperar a los banquitos ubicados en la calle. Al llegar la comida, la devoraron como si no hubiesen comido por días.
                Luego fueron a un bar, cuyos dueños eran los mismos que el lugar de tacos. ¡Que monopolio! – Exclamó Lalo y empezó a decir todas las razones por las cuales Argentina era un país horrible. Mela estaba acostumbrado a esas críticas, pero por dentro sabía que tanto Lalo como él no podían vivir en otro lado que no sea ese. Conocían cada calle de ese barrio, y amaban Buenos Aires. En el bar no había ni una persona, salvo aquellos que trabajaban allí. Mientras tomaban dos cervezas, se dieron cuenta que habían pasado 6 horas como si nada. Lalo se fue al baño y se vio así mismo en el espejo. Vio una cara demacrada, con ojeras y bastante pálido. Mientras tanto Mela tomaba de a sorbo en sorbo una cerveza que parecía interminable, al mismo tiempo que miraba como el dueño del lugar bailaba con dos rubias hermosísimas. Eras extranjeras, una era huesuda y la otra un poco mas rellenita. Ambas tenían un color de ojos envidiables, aunque Mela no podía descifrar muy bien cual era. Los rasgos de sus rostros eran bien marcados, sus narices eran puntiagudas, las cejas eran finitas y una tenia el pelo lacio y la otra lo tenía ondulado. La más flaca tenia un top, y los tres bailaban como si fuesen ancianos, dando saltos y apuntando los dedos índices hacia el techo. Mela estaba magnificado con la mas flaca y no paraba de ver lo plana que era su panza. Sin embargo, ninguna de las dos tenía un buen trasero. -No hay como los culos de acá- Exclamó
                Salieron del bar tambaleándose, mientras que el de seguridad cerraba la puerta de color bordo atrás de ellos. El dueño se había ido con las dos extranjeras, los tres abrazados. Mela y Lalo se miraron, y se despidieron como si fuesen desconocidos. Cada uno se dirigió para su lado, deseando que llegue la próxima vez.

viernes, 22 de febrero de 2019

Angry bird


Finally can I see
That you are my loving bee
I realized one thing
That I am strong as a tree
And you are inside me
Like a heart, actually like my teeth
Sometimes you make me angry
but not taking too seriously
angry as an angry bird
Sorry but these lines
For sure is not a poetry
I know, is not a big deal
Honestly, is a kind of gift
I hope you think that this isn´t cheap
Just want to say you
I love you from the bottom of my heart
There, deep, deep, deep.

jueves, 14 de febrero de 2019

Historias de Buenos Aires


                 Estar con ella me hace sentir muy especial sinceramente. Nunca me ha pasado algo parecido, nunca he sentido que alguien este verdaderamente pensando en mí la mayoría del tiempo, y al mismo tiempo nunca nadie me ha llamado tanto la atención como ella. Soy una persona de gustos rebuscados y de confianza maltratada. Mis preferencias son cambiantes. No me gustan las cosas por un tiempo prolongado, sin embargo, la personalidad de ella me atrapa día a día, como si fuese un yacimiento de petróleo, pero en este caso no sería un recurso no renovable. O eso es lo que pienso yo.
                Algunos dicen que para amar hay que odiar, y que para experimentar un sentimiento definitivamente hay que sufrir el sentimiento opuesto. ¿Qué pasaría si les cuento que todo lo bueno de los momentos con ella tienen como contrapartida momentos de sufrimiento permanente? ¿Que prefieren? ¿Estar siempre en estados grises donde las sensaciones no son netamente puras? Es decir, uno ama, pero no tanto, uno sufre, pero no tanto o ¿Prefieren disfrutar al máximo y disfrutar y sufrir los momentos como si no hubiese segundas chances, como si cada uno de ellos fuesen determinantes?

                                                               **********************************
                Para aquel día de San Valentín había planeado todo con mucha cautela. Había elegido con antelación la ropa que iba a usar, el perfume, los zapatos. Tres semanas antes de esta fecha tan especial había reservado una mesa para dos personas en el restaurante más lujoso de Palermo. Dicho restaurante brinda sus servicios hoy en día y pertenece a la familia de los llamados “restaurantes escondidos”. La particularidad de este es que se encuentra en el sótano de una florería, la cual da a la calle. Una vez que uno esta en el interior de la florería debe acercarse al sector de las azucenas y allí, al sentir el bello aroma de las mismas, se abre una puerta que da al restaurante. El interior es de Época, con cuadros de los mejores artistas de los siglos pasados. Algunos llegaron a decir que los verdaderos cuadros no se encuentran en los museos, sino allí en el restaurante.
                Se levantó bien temprano, una hora mas temprano de lo común. Se bañó, se afeitó, se hizo un peinado con una cera alemana especial que compro en la peluquería que usualmente visitaba, y se preparó un rico desayuno. Le mando un mensaje a su pareja deseándole el mejor día de los enamorados y le dijo de ir al restaurante que usualmente iban en San Telmo.  De esta manera sería una sorpresa lo del restaurante en Palermo. Ella le contesto de la misma manera y le expreso sus deseos de estar con el en ese mismo momento. Esta muestra de cariño le dio más alegría de la que tenía. Al llegar a la oficina, se sentó en su escritorio y se coloco los auriculares en sus oídos. No quería interactuar con nadie, no quería que nadie pudiese cambiar el humor que tenía. Solo quería que llegara la hora de ver a su enamorada y disfrutar de la noche. Pero, lamentablemente para este enamorado, al mediodía recibió un requerimiento del jefe del jefe de su jefe. Del cual nunca había escuchado ni una sola palabra. Este le había pedido un reporte para mandarles a la sucursal en Angola. El reporte debería estar listo para el final del día si o sí. Al momento de recibir el pedido pensó que no sería difícil realizar aquel deporte, pero a medida que pasaban las horas se dio cuenta de que si no aceleraba la recopilación de información se tendría que quedar varias horas después del horario normal. Así y todo, en el momento en que todos sus compañeros se levantaron para culminar su día laboral, todavía le faltaba la mitad del trabajo. Le envío un mensaje a su pareja y se quedó algunos segundos con los ojos perdidos.  Tristemente agacho su cabeza y con un suspiro profundo se dio ánimos para motivarse y así terminar el reporte lo antes posible.
                Eran las 8 p.m.  y no había nadie en el edificio. Al salir estaba el personal de seguridad mirando una serie que en su momento estaba de moda. La reserva para el restaurante era a las 9:30 p.m. y como era muy demandado, solo se aceptaba una demora de 10 minutos. De no llegar a tiempo, perderían la reserva. Si bien su novia había comprendido la postergación de la cita, él había presentido que algo estaba mal. Corriendo por la calle se dispuso a llegar al tren de las 8:20 p.m. Sin embargo, al llegar a la estación, le dijeron que la misma estaba clausurada ya que estaban refaccionando por las noches. Las agujas de su reloj marcaban las 8.24 p.m. pero su celular decía 8:26 p.m. Su única esperanza era tomar un colectivo que iba para la casa de su novia y rogar que no le tocase el chofer que manejaba como si estuviese en un país de primer mundo. El gordo cacho, que le pesaban hasta los parpados. No arrancaba la marcha del vehículo hasta que todos estaban sentados, y abría la puerta después de 10 segundos de parado el colectivo.
                A media cuadra de la parada vio que el colectivo estaba por llegar y se encontraba esperando luz verde para pasar el semáforo. Cuando vio en su interior, vio que el gordo Cacho estaba al volante, -por lo menos voy a alcanzarlo – pensó para sus adentros. Redujo el paso, aunque para su sorpresa, al momento de arrancar, el gordo cacho piso el acelerador de tal forma que parecía que estuviese compitiendo en una carrera. Cuando se percató que en la parada no había personas con la intención de tomar ese colectivo, comenzó a correr como si estuviese corriendo por su vida. Al ver que no llegaba, comenzó a gritar: - ¡CACHO¡, ¡¡CACHOOOO!!- pero no alcanzo. Cacho se fue tan rápido como nunca se lo había visto en toda su carrera como chofer de colectivo. Aquella misma noche, chocaría contra un local de preservativos hiriendo solo a una persona, el mismo.
                Todo estaba perdido, se sentía tan avergonzado que no encontraba palabras para explicarle a su prometida que no llegaría. Estaba transpirado, despeinado y desprolijo. Tenía la cara demacrada por todo el trabajo que había realizado durante el día y apenas podía pensar a causa del dolor de cabeza producido por el estrés. La impotencia lo abrazo y lo acobijo y sin saber cómo reaccionar, solo encontró solución en un contenedor de residuos. Con todo su odio, golpeó con todas sus fuerzas el depósito de basura de una patada, por desgracia adentro estaba durmiendo un indigente. El mismo salió del contenedor con un palo de madera en la mano, lo miro a la cara y le dijo: ¡Feliz San Valentín Cariño!

martes, 12 de febrero de 2019

Descripción 1


                     La noche esta despejada y la temperatura ha calmado. Ubicado en la terraza veo como la luna brilla sobre las tejas de una casa que parece deshabitada. El calor fue intenso durante todo el día y mi cabeza se encuentra abombada. El calor me pone de mal humor. Las hojas de las plantas de las masetas no sufren movimiento alguno debido a la inexistencia de viento. Las paredes son coloridas como si estuviese en un lugar turístico, en caminito, en algún lugar cuya imaginación de Benito Quinquela Martin ha generado en su adolescencia, donde las creaciones son más accesibles, donde las esperanzas aún se encuentran frescas como aquel banco pintado de blanco con el cual me he manchado antes de una cita con aquella chica que me gustaba tanto. Es curioso, siempre he pensado que aquella chica era mucho para mí, pero mi sentencia fue mi perdición. Ella gustaba de mí, y con pasos temerosos alcance a besarla, pero después de unos segundos se dio cuenta de que estaba sencillamente analizando cada paso que daba, forzando mi dialogo. Fue como si lo hubiese percibido, como si lo hubiera olido. Luego de abrazarme, me miro con la cara que las personas ven a los mendigos y se fue. ¿Pero qué pretenden que exija? Si por esos tiempos yo era un cachivache que utilizaba el hígado más que otro órgano del cuerpo, y no precisamente por injerir comida chatarra. Era todo un premio besar a mujer de tal talla, tan fina, tan pretendida por otros. Era más chica que yo, llevaba unos jeans tiro alto dejando saber al mundo las formas de su cadera. Era tendencia de esa época mostrar la panza, a lo que los viejos como yo respondíamos con una desenfrenada atención. -Estamos chapado a la antigua – Les decía a mis compañeros. Es que cuando yo tenia la edad de ella las mujeres no mostraban tanta piel. Tener la posibilidad de posar la palma de mi mano derecha sobre esa cadera debiera estar dentro de mis momentos sublimes, como les dije, soy un cachivache. Imagínense cuál fue mi sensación cuando pude besarla. Es una pena que no me haya dado cuenta que mi mayor premio fue el menor de ella, pues ella buscaba algo más y yo había dado todo por algo que ya había ganado antes de empezar. Lo peor de todo fue que nadie me haya visto con tal hermosura, porque, aunque no le dé importancia, los hombres vivimos de nuestra virilidad. Vivimos de lo que dicen los demás, de nuestras anécdotas y de la forma en que las exageramos. Estaba seguro que me había visto mi compañero de salidas nocturnas, pero al mencionárselo, me lo negó. Comienzo a dudar que la haya besado, por ahí de tanto pretenderlo lo he imaginado. Pero sin dudas, esa mujer no tiene nada que envidiarles a las chicas con muchos followers, ella es aun mejor. De una cosa tengo certeza, aunque sea verdad o no, solo con su presencia me ha inundado de esperanza, me ha rejuvenecido.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Martin Iron: At the bar


                He got into the pub, everybody saw him and didn´t make a noise. The silence was there in every place. He was the most intimidate man alive, his moves, his black eyes. His voice was the sound of the old’s Patagonians who have lived in south America. He was the Gaucho Martin Iron.
                He made a few steps and sat in a chair. For a moment he took away his look of the floor and he exclaimed to the bartender: -a beer please, a national one. The bartender paid attention as if he was a little child at the school -yes, of course Mr. Gaucho. He gave the beer to Martin and this one drunk it all in a sip.
                -Hey you! - exclaimed one of the guys sit on the corner.
                The Gaucho said nothing and stayed quiet. After a few seconds the other guy insisted again:
                -Hey you! Are you listening me? Are you going to answer me or what?
                -What do you want? – answered Iron.
                - You just come here, say nothing, even you don´t say hello and do you want we treat you like a king? Be nice with us or meanwhile you are drinking here we would be with your China – the rest of the men at the bar looked each other.
                -What did you say? – Asked to the drunker
                - That maybe your China need a visit from me when you are wasting your time drinking here.
                Martin Iron jumped over him, he took of his pocket his knife and put it close his throat. The others felt how the breath of the victim got accelerating. The Gaucho press more and more the knife against him and he looked like if he was to killed him. Martin iron was so cold and the drunker was so sweaty. The drunker started to cry like a little pussy and asked to the Gaucho for mercy. The Gaucho let him free and a tremendous laugh was hearing everywhere. The victim ran away as fast as he could.
                The Gaucho martin Iron took the beer and drunk the last sip, saw to the bartender and said:  -Until the next time.
                He went out and his shadow disappeared on the horizon.

lunes, 4 de febrero de 2019

Historias de Buenos Aires


                Estoy a la mitad de la semana. Mis ojos tardan en abrirse al escuchar el despertador. La ciudad es insufrible en verano. El clima húmedo combinado con una temperatura de 40 ° nos hace recordar que tan mal le estamos haciendo al planeta. ¡¡¡Hola calentamiento global!!! Con las pocas fuerzas que mi cuerpo posee, luego de 8 horas de recargar energía, logró prepararme un desayuno decente y darme una ducha para terminar de sacarme las lagañas de mis ojos. Una vez en sociedad, me dispongo a tomar la línea H del subte. -Por suerte todos los trenes de esa línea tienen aire acondicionado- Pienso en voz baja. Como lo tomo en la primera estación, casi todos los días encuentro un lugar para sentarme, lo hago. Apenas me acomodo, mis parpados se sienten tan pesados que solo quiero cerrar mis ojos. Mi frente se inclina apuntando hacia el piso, mi boca se relaja y mis cachetes sufren los efectos de la gravedad. Trato de mantenerme despierto, aunque sin éxito. Antes de caer en un sueño profundo pre oficina, veo un ramo de flores tirado en la esquina del vagón, debajo de un asiento.
***********************
                Antes de que suene el ultimo pitido alcanzó a descolgar el teléfono. Agitado después de una corrida digna de Usain Bolt, logro exclamar:  -Hola. ¿Quién habla?
-  Buen día, ¿hablo con Marco Antonio Farol?
- Si, soy yo- Responde sorprendido
- ¿Qué tal? Un gusto. Mi nombre es Juan esteban cantante y me comunico con usted por la postulación que realizó al puesto de Analista de riesgo crediticio y anti lavado de fraude Senior a través de internet. ¿Puede Hablar? ¿Tiene unos minutos disponibles?
Marco Antonio era un joven adulto de unos 22 años. Recién iniciado en su carrea académica, se ha postulado a cuál oferta laboral ha visto en Internet, diario, etc… Su estrategia era muy simple, se postulaba a todos los trabajos sin reparo, ya que opinaba que era un desperdicio de tiempo leer cada publicación. Su autoestima se encontraba bien por las nubes, por lo que estos tipos de llamados no lo asustaban en lo más mínimo, aunque era a sabiendas que el no contaba con la aptitud necesaria para el mismo.
-Un gusto conocerte Juan. Pues claro que tengo unos minutos para una propuesta de tal magnitud- Dijo modificando su voz y haciéndola más grave.
- Que buena noticia! Te comento que estamos buscando un postulante con casi dos años de experiencia en trabajos similares dentro del rubro de las petroquímicas, con ingles bilingüe, con uso del sistema de gestión SAPO, con capacidad para reubicarse dentro y fuera del país, y que viva en la zona de los pilares de villa margarita rica del norte. La idea sería coordinar contigo una entrevista para conocernos mejor. ¿estas de acuerdo?
                Marco Antonio era de estratos bajos. Si bien no le faltaba para comer, había mentido en la información con la cual se había postulado a los trabajos. No vivía donde decía y apenas hablaba español. Su domicilio era en la zona mas pobre al sur de la provincia. Para llegar al barrio de los pilares de villa margarita rica del norte tardaría dos horas y medias con suerte.
-Me parece muy bien. Me encantaría poder coordinar una entrevista.
- ¿Mañana por la mañana te parece bien?
- La verdad que esta semana estoy con muchos asuntos y no creo tener momentos libres. Por la mañana es casi imposible que pueda acercarme. ¿Qué tal por la tarde? Después del mediodía ¿Podrá ser?
- No hay ningún inconveniente. ¿a las 13 hs te queda cómodo?
-Si perfecto.
-Excelente. Te espero mañana. Te envío dirección y datos de con quien vas a tener la entrevista por e-mail. Te deseo mucha suerte. Saludos.
-Muchas gracias. Saludos.

                Lentamente desciende su brazo derecho hasta que el tubo del teléfono se posa en la base del mismo. Respira hondo, y con una sonrisa grita: - ¡Mamá! ¡Conseguí trabajo! Pues para él lo importante era llegar a estar cara a cara con la persona que selecciona a los empleados. Él estaba confiado de que, de ninguna manera, podrían encontrar a una tercera persona que empatizará mejor. Se tenía mucha fe en si mismo. Y al parecer tenía razón, porque al otro día a la tarde le habían confirmado que obtuvo el trabajo y que ingresaría al mismo el lunes siguiente. Encantado por la vida, fue a festejar con su novia al mejor pub de la ciudad, compro los mejores tragos. Después se fue en un taxi hasta la casa de su pareja para dejarla allí y con el mismo vehículo fue a contarles a sus amigos la buena noticia.
                Sus amigos se juntaban todas las tardes en la misma esquina a charlar. Al llegar allí, estos lo recibieron con gritos de alegría y festejos. Comentándoles detalles de su logro, menciono el importe monetario que le iban a pagar a partir de ese lunes próximo. Por alguna razón, después de dicho comentario hubo un silencio incómodo. Marco Antonio percibió esto, y se sintió culpable sin saber bien el motivo. Debido a la culpa o a algún sentimiento parecido, los invito a todos a tomar cerveza artesanal al bar del barrio. Si bien no tenía dinero, conocía a los dueños de aquel bar, por lo que podría pedirles que lo anoten a su cuenta, la cual ya era abultada. Ya era de conocimiento popular que Marco Antonio había conseguido un trabajo bien pago, por lo que los dueños del bar no se opusieron al pedido del joven.  
                Luego de una noche de muchas pintas, Marco Antonio se levanto en su hogar al mediodía siguiente.  Sin tener recuerdos de lo que había acontecido, se encontró con su celular con llamadas perdidas de su pareja, de su madre y de un número desconocido. Se encontraba angustiado. No quería pensar en la cantidad de tragos que habían pedido sus amigos, ni a cuanto había aumentado la cuenta con el bar. Se levanto a almorzar, la madre estaba sentada con la comida preparada con cara de pocos amigos.

-Buen día! ¿Mira quién se dignó a levantar? – Exclamo como si fuese la mejor actriz de novela mexicana.
-No empieces mama, que se me parte la cabeza.
-Esta bien, yo no te voy a decir nada. Pero preocúpate por tu novia que estuvo llorando toda la noche por vos pensando en que te había pasado algo.

                Marco Antonio presentía que algo de eso había ocurrido, debido a la cantidad de llamadas perdidas en su celular. Una vez que culmino de ingerir sus alimentos se dispuso a llamarla, pero sin respuesta alguna. No se alteró, ya que la relación de él con su pareja era así. Casi siempre que se peleaban, ella lo hacía sufrir un poco para poner las cosas en el buen camino nuevamente. Por mucho que le pesaría, debería soportar la tormenta que vendría. Sin embargo, después de cuatro horas seguía sin poder comunicarse, y eso si era una novedad.  Ansioso, llamo a la madre, pero esta solo le respondió con un: -Ya no quiere verte más.
                Si bien al oír estas palabras, trato de serenarse, los nervios y la soledad se apoderaron de su carácter. Respiro hondo, pero un contexto de catástrofe pasaba por su cabeza. De repente, no podía concebir la vida sin su bella novia. Le pidió consejos a su madre, pero esta lo regaño sin reparo. Luego de pensarlo bien, se dispuso a ir a la casa de ella mientras el sol se escondía por el horizonte. Se vistió con su mejor repertorio, paso por una florería y pidió el ramo más bello y grande que existiese. Cuando la empleada le dijo el precio, éste se excedía de la capacidad de pago del joven. Sorteo el pago argumentando que en una semana pasaría a pagarlo ya que había conseguido un trabajo de buena paga. 
                Cuando llego al domicilio de su novia, toco timbre una, dos, tres veces. Pasado unos minutos, percibió que la luz del corredor que daba a la puerta de la calle se había encendido. Verdaderamente estaba nervioso, como si fuese la primera cita. Se seco la transpiración de la frente, se acomodo el cuello de la camisa y dispuesto a arrodillarse en pose de clemencia, se abrió la puerta. Una imagen demacrada de su novia se había presentado. La imagen era tan denigrante que lo dejo sin palabras. Ante un escenario que no esperaba, solo pudo pedir perdón. A pesar de esto, su pareja no tenía ninguna intención de perdonarlo y estar junto a él. Parece ser que había pasado la noche con una prima lejana de ella, y él ni siquiera lo recordaba. Cuando su novia le conto la novedad, él se quedó sin palabras, se dio media vuelta y se marchó. No tenía ganas de nada. Solo le quedaba aliento para volver a la casa. Se subió a la estación de subte, se sentó y de repente le sonó el celular. Esperanzado con que fuese su novia, se encontró con el número desconocido que lo había llamado a la mañana.

-hola, ¿Quién habla? – pregunto con una voz similar al de las personas que asisten a un funeral.
-Marco Antonio ¿Cómo estás? Habla Juan Esteban.
                Lo sorprendió la llamada. Por dentro se dio fuerzas para no parecer decaído.
-Muy bien por suerte, que sorpresa que me llames – se hizo evidente el cambio en la voz.
-Disculpa, es que te he llamado hoy por la mañana y no pude dar contigo. ¿Podes hablar?
-Si sí, por supuesto.
-Pues mira, lamentablemente te llamo para decirte malas noticias. No vamos a poder darte el puesto que te habíamos ofrecido. Ya que el mismo no esta disponible. Te pido disculpas por el tiempo que te hemos robado y espero que en un futuro puedas ser de nuestro equipo.
                La noticia lo impacto, pero no pudo opacar la ruptura con su pareja. Primero se le ocurrió cuestionar la decisión, pero después se dio cuenta que no tenia fuerzas para tal propósito.
 -Es una lastima oír eso, tenia muchas ganas de ser parte de tan buena empresa. Será la próxima, saludos.
-Hasta la próxima, éxitos.
              
               Apago su celular, sus ojos se llenaron de lágrimas, dejo caer su cuerpo en el asiento ante un vagón del subte vacío. Sin fuerzas dejo caer los brazos, y con estos el ramo de flores, ocultándose en las sombras bajo tierra.