"Era todavía demasiado joven para saber que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado. "
El amor en los tiempos de cólera - Gabriel García Márquez
domingo, 3 de julio de 2016
sábado, 16 de abril de 2016
Hoja en blanco
Hoja en blanco
Un
cerebro, una mente, un conjunto de experiencias que condicionan a uno, por lo
cual es depositado en una vía. Algunos le dicen destino. Conjunto de causas y
consecuencias vinculadas unas a otras que culminan repercutiendo en el destino
de miles de millones de personas. Si te depositan en la vía que vos quisiste,
decís que es suerte. Si te depositan en otro lado, es una vida de m…
Un
cerebro, una mente y en frente una hoja en blanco. Una guerra interminable,
casi épica. Nadie hace sus primeros pasos, y hasta a veces la guerra fría se
hace presente. La presión, la excelencia
es lo que provoca la acción pasiva.
Un
cerebro, una mente, inestable, con mil pensamientos inflexibles yendo de un
lado a otro, inmaduros. Se los puede domar, pero una sabe que existen, que están
ahí, a la espera cautelosa. Es un proceso del día a día. Pero al menor descuido
puede desaparecer todo.
Un
cerebro, una mente y lo racional se hace cuestionable ¿Qué tanto podemos
manejarnos? ¿Cómo podemos controlarnos contra la magnitud de lo externo? Hilos
invisibles acarrean a uno, y el uno no se da cuenta de que la vía no la eligió.
Una
mente, un cerebro y millones de mentes más. Algunos nos dicen que hay mentes
brillantes, pero todas las mentes son iguales.
Un cerebro,
una mente y esa hoja en P@@@ blanco.
domingo, 10 de abril de 2016
Princesa
Princesa
Princesa
del sur del reino ¿Qué te ha pasado? Recuerdo lo bella que eras y como
deslumbrabas a los hombres que se encontraban a tu alrededor solo con tu caminar.
Princesa
de piel de porcelana ¿Qué te ha ocurrido? Recuerdo como los hombres rumoreaban acerca
de tu belleza, la cual superaba al resto de tu género.
Princesa
de cabellos del sol ¿Quién te ha hecho esto? ¿Acaso fui yo? Lo que te hice fue
parte del pasado y no tienes que hacerte esto a ti misma. Estabas destinada al
Olimpo de los dioses y por un simple perro callejero acudiste a la mediocridad.
Princesa
de padres malvados ¿Eres feliz? La tristeza recorre tu rostro, pero no sé si es
una máscara o tu verdadera apariencia. La tristeza recorrió tu infancia, pero ahora
tienes el mundo a tus pies.
Princesa
de vida eterna ¿Quién eres en realidad? ¿Acaso te he conocido tal como eres? O ¿Solo
fingiste ser de pura sangre?
Princesa
venida a menos, ya ni lo hombres hablan de ti, y te estas consumiendo al igual
que los cigarrillos que sacas de tu cartera. Las ojeras son orejas y sus rizos perdieron el
oro. Te has quedado sin oro al igual que
alto Perú. Pero no fueron los españoles
quienes te lo robaron, fueron simples forajidos de sangre sucia que no estaban
a tu altura, y sin embargo, ahora tú estás a la altura de ellos. Tus mejillas
joviales son arrugas y tienes más por detrás que lo que te falta vivir.
Princesa
mediocre ¿Por qué haces esto? Necesito una verdadera princesa. Chica humilde
sin reino, tu belleza fue mucho para ti.
sábado, 9 de abril de 2016
Boris
Boris
Borins
Nieri es un feo chico de los alrededores de Bogotá, en Colombia. Tiene 20 años
y con ayuda de su padre pudo mudarse a la capital. Siempre fue una persona muy
inteligente, pero no para decidir sobre qué le gustaba en realidad, o por lo
menos no lo supo hasta hace un par de años cuando descubrió que se sentía cómodo
escribiendo historia. El único impedimento que tenía, era que sus padres
estaban orgullosos de él por elegir la carrera de economía. Dado que ellos lo
ayudaban económicamente en su vida, se sentía culpable de que esta no fuera su
profesión natural. Es por eso que él
continuaba con la carrera de economía para alimentar el orgullo de sus padres
por él.
La
cuestión es la siguiente, Boris conoce a esta chica, no sé ni su nombre, era rubia,
alta, delgada, una modelo. Uno pagaría para poder verla, pero ningún
representante se había percatado de ello. Son de esas chicas con las que al
diablo le gusta marearnos en determinados momentos de nuestras vidas. ¿Ya dije
que Boris era feo cierto? Bueno, la cosa es que esta chica se enamora de él,
como de la nada. Claramente, él, teniendo las orejas más grandes que la cabeza,
cae profundamente enamorado también. Se
ven todo el tiempo, él va a la casa de ella, ella a la casa de él, se llaman
por teléfono, se besan apasionadamente en los semáforos, el sexo es genial,
como en todos los primeros meses de las parejas primerizas. En fin, Boris
empieza a creer en la felicidad. Pero de repente Pum! La chica desaparece,
Boris la busca por todos lados, una, dos, tres semanas y no hay novedades de
ella. Boris deja todo, la carrera de economía, deja de escribir, y sólo come
dos sándwich de miga. Uno a las 18:30 hs y el otro a las 05:00 hs.
Su
comportamiento extraño llama la atención de sus vecinos y de sus padres, a
quienes no les atiende las llamadas. El problema es que nadie, ningún familiar,
compañero vio a la chica alguna vez. Nadie sabe su nombre, ni de dónde venía.
Boris comienza a pintar. Sólo pinta retratos de ella, por todos lados, en las
paredes, en los cuadernos, hojas sueltas, cualquier lugar en el que pueda
pintar. Se vuelve una obsesión. La pinta de mil maneras diferentes. En cada pintura, la chica tiene los mimos
lunares como si estuvieran calculadas por el más conocido matemático. -Amigo, estas pinturas van a salir una fortuna
dentro de unos años. Imagínate, la nueva Gioconda que dibujo un loco solitario
de Colombia.
-¿Pero qué
paso con Boris?
-Luego
de todos esos retratos, un vecino que fue a visitarlo porque estaba preocupado
por Boris, vio todo el departamento con las imágenes de la chica y llamo a unos
especialistas. Lo dieron por loco, y lo internaron. Acabe siendo su psicoanalista.
La verdad es que el chico me tomo cariño y como muestra de ese afecto, me
regalo algunos cuadros. Los aprecio mucho, sé que tengo oro en mis manos.
- Es
una historia grandiosa, algún día me gustaría ver algo de ese loco.
- ¿Seguro?
Porque tengo un par de cuadros en mi auto. ¿Te gustaría verlos?
- Sí,
claro. Me gusta mucho el arte.
Se
dirigen al vehículo, el psicoanalista abre el baúl y les muestra los cuadros.
-Tenes
razón, los lunares están exactamente en el mismo lugar en cada pintura. Esto es
una obra de arte.
-Mira,
no soy de hacer estas cosas, pero ¿Queres uno?
-Se
vería muy bien en mi living pero no, no. No me merezco que me regales tan genialidad.
Gracias por el gesto.
-Es que
me caes muy bien, tomá uno… si no queres que te lo regale, entonces, cómpramelos.
Míralo bien, mira como no se notan los trazos de los pinceles. El loco aplicaba
una fina capa de pintura y deslizaba el pincel tan despacio y con tan cuidado
que no se sabe si es una foto o una pintura.
-Sólo
tengo unos cuantos billetes en mi billetera…
-Está
bien por mí.
Se
produce el trueque y el comprador se aleja en dirección a su auto para
marcharse en el mismo. El psicoanalista retorna al bar tambaleándose y el
comprador logra ver esto. Piensa por dentro que se aprovechó de un borracho
indefenso y le agarra culpa. Deja la pintura en la parte trasera del auto, se
acomoda en el asiento del conductor, enciende el motor, y mira por última vez
al borracho entrando en el bar. El
borracho se detiene y saluda a unos hombres que lo cruzaron. Y estos le
devuelven el saludo con un: -Hey Boris ¿Cómo andas?-
miércoles, 6 de abril de 2016
Monumentos
A lo largo de la historia de la humanidad han existido
personas que han sobresalido sobre el resto. Personas que han
trascendido y serán recordadas por la eternidad. De alguna manera,
para premiar su inmortalidad, se han ubicado estatuas en las
diferentes ciudades del mundo donde se los muestra con su postura más
representativa.
¿Pero acaso usted sabe cuál es el origen de las
estatuas? He aquí la respuesta:
Ubicación Argentina. Año 1815. El general Martin
Auseabundo lideraba las tropas de un joven Juan Manuel de Rosas, el
cual todavía tenía granos en la cara producto de su adolescencia. Por
aquella época, se veía a los colorados como un regalo de los Dioses.
Como el joven Rosas poseía un tono rojizo en sus cabellos, o por lo
menos eso se hace notar en los billetes de 20 pesos de la república
Argentina, le delegaron una tropa desde muy temprana edad. Juan Manuel
de Rosas, alias rulo, era hijo de Juan Petunia y Margarita Stol Bi
Clavel. ¿De qué porque Rosas tenía ese apellido si ninguno de los
padres lo tenía? Pues no me pregunten a mí, yo no conozco como se
manejaba el registro civil por aquella época… en realidad ahora
tampoco lo sé. La cuestión es que Martin era el mejor amigo de Rulo, y
como era 20 años más grande, prometió defenderlo siempre ante
cualquier agresión.
En ese tiempo, el peor trabajo que existía era ser
jinete. Es decir estar en un caballo durante todo el día. No era bueno
para la espalda, promovía el sedentarismo de los que estaban arriba
del caballo, y los médicos decían que aquellos que cabalgaban todo el
día, tenían que bajarse del caballo por lo menos cada una hora para no
dañar la postura cervical. Los primeros años de Martin fueron
gloriosos. Cada batalla peleada, era una batalla ganada. Pero lo que
tenía de triunfador, también lo tenía de terco. Poco a poco, Martin
empezó a sentir un pequeño dolor en la espalda. Ignorándolo, continúo
peleando por el amor que le tenía a su amigo. El dolor continuaba, y
al dolor de espalda y cuello, se le agrego un dolor de cabeza. Martin
se sentía mareado la mayor parte del día y no entendía cuál era la
causa de esos dolores. Después de muchos regaños de su mujer, visito
al médico del pueblo.
Doctor: -Martin, me temo decirte que estas
contracturado. Y que tu trabajo es el principal motivo de esto. No es
solo la postura. Según los análisis de sangre, tenes el cortisol por
las nubes. El estrés está ayudando a que tengas toda la parte cervical
como una piedra.
Martin: -Bueno doctor. ¿Qué hago? ¿Me tomo un ibuprofeno?
Doctor: -NO no no, todavía no se ha inventado el
ibuprofeno en esta época. Como primera opción, tendrías que dejar de
montar a caballo. Pero sé que es mucho pedirte. Por el momento te voy
a enviar a hacer 10 sesiones de kinesiología y vemos cómo evoluciona
todo.
Pero Martin no hizo caso. Continuaba peleando, y
pasando la mayor parte de su vida arriba del caballo. El dolor de
cabeza se hacía cada vez más notorio, y notaba como el trapecio, los
hombros y el cuello se iban entumeciendo. Cada vez le costaba más y
más moverse con agilidad. La tensión avanzaba, y no hacía nada para
frenarlo. Su mujer estaba muy preocupada, pues cada día tenía que
verlo ponerse hielo en la nuca mientras se lamentaba por su dolor de
espalda. –Vas a quedarte duro como una piedra!- le decía todos los
días.
Un día de otoño, bajo la primera caída de hojas de la
temporada. Martin estaba defendiendo la imagen de su amigo Rulo contra
un tal cornudo Saavedra. Según las malas lenguas, Cornudo le había
dicho a Rosas “Colorado yeta”. Y esto hizo llorar a Rosas como nunca
lo había hecho. Y aunque no haya pruebas, se hace correr la bola que
ese día el joven Juan Manuel se pelo la cabeza.
El viento soplaba en ambas direcciones, y levantaba
las hojas hasta marearlas. Todos los ciudadanos del pueblo asistieron
al evento (La mayoría se había enterado por un evento creado en
Facebook) Por culpa de su calva, Rulo lo estaba mirando desde su
terraza. La esposa de Martin se encontraba a un costado, con las
lágrimas pidiendo permiso para salir. La esposa de Cornudo no se
encontraba en el duelo y muy poco saben de su paradero. Se chequearon
todas la fuentes posibles pero no se logró ubicarla (salvo el
carnicero, a quien tampoco se pudo ubicar) Los dos hombres se
encontraban enfrentados. El duelo estaba decidido. El primero que
parpadease, perdía. Luego de 72 horas, el ojo derecho del cornudo de
Saavedra hace señas de que se va a cerrar. Con todas su fuerzas logra
abrirlo del todo de nuevo, pero la el esfuerzo que hizo lo puso en
evidencia. Auseabundo controlaba la situación, hasta que una ventisca
acudió del lado derecho de su espalda. Martin se retorció, y se puso
de rodillas. Su cabeza se estiro para atrás y su boca demostraba el
dolor. Con el último aliento grito el nombre de su mejor amigo
pidiéndole que lo perdone por no haber ganado esta batalla. La
ventisca entumeció por completo a Martín dejándolo en cuclillas,
mirando al cielo con la mano derecha apuntando a la terraza donde se
encontraba Juan Manuel. A pesar de todos los intentos de su esposa por
reavivarlo, no hubo caso. Martin se había quedado duro.
En conmemoración, Juan Manuel lo llevo al centro de la
ciudad y lo cerco para que nadie pueda tocarlo. Con esta acción surgió
la primera estatua. Y de allí en más, todos los jinetes que se
quedaban duros por padecer la mal postura de estar todo el día arriba
del caballo han sido conmemorados y puestos en plazas, parques,
museos, etc…
***********
Me pregunto quienes serán las grandes estatuas del
futuro. Es muy probable que el chofer de un colectivo, o de un taxi, o
los que atienden en el subte, los cajeros de bancos, de supermercado,
los oficinistas o vaya a saber quién. Puedo imaginarme al primer
chofer de colectivo en quedarse tieso en medio de la plaza principal
de algún país.
De todos modos, se me parte la cabeza, y no puedo
girar la cabeza para la izquierda... creo que prefiero no trascender y
sentirme bien. Mañana falto al trabajo y voy a ver aquella bella
masajista con esos dedos mágicos de los cuales haría una estatua.
personas que han sobresalido sobre el resto. Personas que han
trascendido y serán recordadas por la eternidad. De alguna manera,
para premiar su inmortalidad, se han ubicado estatuas en las
diferentes ciudades del mundo donde se los muestra con su postura más
representativa.
¿Pero acaso usted sabe cuál es el origen de las
estatuas? He aquí la respuesta:
Ubicación Argentina. Año 1815. El general Martin
Auseabundo lideraba las tropas de un joven Juan Manuel de Rosas, el
cual todavía tenía granos en la cara producto de su adolescencia. Por
aquella época, se veía a los colorados como un regalo de los Dioses.
Como el joven Rosas poseía un tono rojizo en sus cabellos, o por lo
menos eso se hace notar en los billetes de 20 pesos de la república
Argentina, le delegaron una tropa desde muy temprana edad. Juan Manuel
de Rosas, alias rulo, era hijo de Juan Petunia y Margarita Stol Bi
Clavel. ¿De qué porque Rosas tenía ese apellido si ninguno de los
padres lo tenía? Pues no me pregunten a mí, yo no conozco como se
manejaba el registro civil por aquella época… en realidad ahora
tampoco lo sé. La cuestión es que Martin era el mejor amigo de Rulo, y
como era 20 años más grande, prometió defenderlo siempre ante
cualquier agresión.
En ese tiempo, el peor trabajo que existía era ser
jinete. Es decir estar en un caballo durante todo el día. No era bueno
para la espalda, promovía el sedentarismo de los que estaban arriba
del caballo, y los médicos decían que aquellos que cabalgaban todo el
día, tenían que bajarse del caballo por lo menos cada una hora para no
dañar la postura cervical. Los primeros años de Martin fueron
gloriosos. Cada batalla peleada, era una batalla ganada. Pero lo que
tenía de triunfador, también lo tenía de terco. Poco a poco, Martin
empezó a sentir un pequeño dolor en la espalda. Ignorándolo, continúo
peleando por el amor que le tenía a su amigo. El dolor continuaba, y
al dolor de espalda y cuello, se le agrego un dolor de cabeza. Martin
se sentía mareado la mayor parte del día y no entendía cuál era la
causa de esos dolores. Después de muchos regaños de su mujer, visito
al médico del pueblo.
Doctor: -Martin, me temo decirte que estas
contracturado. Y que tu trabajo es el principal motivo de esto. No es
solo la postura. Según los análisis de sangre, tenes el cortisol por
las nubes. El estrés está ayudando a que tengas toda la parte cervical
como una piedra.
Martin: -Bueno doctor. ¿Qué hago? ¿Me tomo un ibuprofeno?
Doctor: -NO no no, todavía no se ha inventado el
ibuprofeno en esta época. Como primera opción, tendrías que dejar de
montar a caballo. Pero sé que es mucho pedirte. Por el momento te voy
a enviar a hacer 10 sesiones de kinesiología y vemos cómo evoluciona
todo.
Pero Martin no hizo caso. Continuaba peleando, y
pasando la mayor parte de su vida arriba del caballo. El dolor de
cabeza se hacía cada vez más notorio, y notaba como el trapecio, los
hombros y el cuello se iban entumeciendo. Cada vez le costaba más y
más moverse con agilidad. La tensión avanzaba, y no hacía nada para
frenarlo. Su mujer estaba muy preocupada, pues cada día tenía que
verlo ponerse hielo en la nuca mientras se lamentaba por su dolor de
espalda. –Vas a quedarte duro como una piedra!- le decía todos los
días.
Un día de otoño, bajo la primera caída de hojas de la
temporada. Martin estaba defendiendo la imagen de su amigo Rulo contra
un tal cornudo Saavedra. Según las malas lenguas, Cornudo le había
dicho a Rosas “Colorado yeta”. Y esto hizo llorar a Rosas como nunca
lo había hecho. Y aunque no haya pruebas, se hace correr la bola que
ese día el joven Juan Manuel se pelo la cabeza.
El viento soplaba en ambas direcciones, y levantaba
las hojas hasta marearlas. Todos los ciudadanos del pueblo asistieron
al evento (La mayoría se había enterado por un evento creado en
Facebook) Por culpa de su calva, Rulo lo estaba mirando desde su
terraza. La esposa de Martin se encontraba a un costado, con las
lágrimas pidiendo permiso para salir. La esposa de Cornudo no se
encontraba en el duelo y muy poco saben de su paradero. Se chequearon
todas la fuentes posibles pero no se logró ubicarla (salvo el
carnicero, a quien tampoco se pudo ubicar) Los dos hombres se
encontraban enfrentados. El duelo estaba decidido. El primero que
parpadease, perdía. Luego de 72 horas, el ojo derecho del cornudo de
Saavedra hace señas de que se va a cerrar. Con todas su fuerzas logra
abrirlo del todo de nuevo, pero la el esfuerzo que hizo lo puso en
evidencia. Auseabundo controlaba la situación, hasta que una ventisca
acudió del lado derecho de su espalda. Martin se retorció, y se puso
de rodillas. Su cabeza se estiro para atrás y su boca demostraba el
dolor. Con el último aliento grito el nombre de su mejor amigo
pidiéndole que lo perdone por no haber ganado esta batalla. La
ventisca entumeció por completo a Martín dejándolo en cuclillas,
mirando al cielo con la mano derecha apuntando a la terraza donde se
encontraba Juan Manuel. A pesar de todos los intentos de su esposa por
reavivarlo, no hubo caso. Martin se había quedado duro.
En conmemoración, Juan Manuel lo llevo al centro de la
ciudad y lo cerco para que nadie pueda tocarlo. Con esta acción surgió
la primera estatua. Y de allí en más, todos los jinetes que se
quedaban duros por padecer la mal postura de estar todo el día arriba
del caballo han sido conmemorados y puestos en plazas, parques,
museos, etc…
***********
Me pregunto quienes serán las grandes estatuas del
futuro. Es muy probable que el chofer de un colectivo, o de un taxi, o
los que atienden en el subte, los cajeros de bancos, de supermercado,
los oficinistas o vaya a saber quién. Puedo imaginarme al primer
chofer de colectivo en quedarse tieso en medio de la plaza principal
de algún país.
De todos modos, se me parte la cabeza, y no puedo
girar la cabeza para la izquierda... creo que prefiero no trascender y
sentirme bien. Mañana falto al trabajo y voy a ver aquella bella
masajista con esos dedos mágicos de los cuales haría una estatua.
lunes, 4 de abril de 2016
Bella mañana de café al despertar
Bella mañana de domingo que adorna mi vida, ¿Por qué la
felicidad ha golpeado a mis puertas y se ha esfumado por la chimenea del cuarto
de atrás? ¿O es acaso que el amor es igual o más falso que papa Noel? Es decir,
no tengo chimenea en primer lugar. ¿Por qué los sentimientos por aquella
hermosa mujer que yacía postrada del lado derecho de mi cama se han evaporado
luego de la ebullición de nuestro amor? ¿Por qué las otras personas son tan egocéntricas, al igual que mi
persona?
*****************
Estoy
sentado elegantemente en el café de la esquina de mi hogar, en unos de los
barrios de mayor reconocimiento de mi ciudad. El ambiente es tranquilo y solo
se escucha la música de fondo, la cual es casi siempre Jazz. De vez en cuando
se oyen los susurros de las mesas vecinas, y sólo si uno presta atención. No
hay televisores y sobre el mostrador solo se encuentran los diarios de la clase
alta. La verdad es que no me siento cómodo acá, la mayoría son de edad
avanzada, y las pocas personas de mi edad son diferentes a mi ¿Qué cómo lo sé? Pienso que uno se da cuenta
solo al verlos. Su ropa, sus celulares, su mirada y esa expresión de seguridad.
El margen de la seguridad de esos chicos es enorme. Es como si tuvieran todas
las chances de ganar porque tienen muchas para perder.
Son las
8:30 am y todos están vestidos como si hubiesen comenzado a prepararse a las
04:00 am. Se puede apreciar a las mujeres con sus vestidos caros en una
posición frágil y vulnerable. En cambio, los hombres ponen sus tobillos
derechos arriba de sus rodillas izquierdas y ubican los hombros por arriba del
respaldo de las sillas, ensanchando sus espaldas. Su mentón está por encima de
la postura indicada y sus ojos no miran a nadie. Los meseros están vestidos de
manera formal y solo se limitan a ser corteses. Parece una escena en la cual
falta que el director grite: -Corten!
Mientras
estoy leyendo la parte de economía del diario, dos mujeres de unos cincuenta
años ingresan al local. Sin dudarlo, y aunque saben que no encajan con el
ambiente, se dirigen a una mesa en el centro del lugar. Durante este recorrido,
una de las señoras golpea con su cartera a otra que estaba sentada comiendo una
tostada con mermelada y queso. Como consecuencia del golpe, la señora que se
encuentra sentada deja caer la tostada la cual alcanza el piso del lado que
siempre las tostadas caen cuando tienen mermelada y queso. La señora con la cartera le pide disculpas,
pero la que está sentada se le queda mirando como diciendo: -¡Qué barbaridad! Esta
gentuza que no se ubica y no mira por dónde camina- No es capaz de decirlo y
solo dirige su peor mirada a la portadora de la cartera.
Las dos
señoras se sientan y una grita: -MESERO!- Todos alrededor las miramos.
Mesero:
-Buenos días. ¿Qué les puedo ofrecer?
Señora
1: -Yo quiero un café negro en jarrito con una gota de leche. Pero solo una! Porque
si no me doy cuenta y no lo tomo… y mucho menos pienso pagarlo. Para comer
quiero tostadas. Mmm pensándolo bien, quiero medialunas… no, para comer nada,
me estoy cuidando.
Mesero:
-¿Y usted Madame? – se dirige a la otra mujer.
Señora
2: -¿Cuánto sale cada medialuna?
Mesero:
-¿Quiere que le traiga la carta?
Señora
2: -Quiero saber cuánto sale una medialuna nada más. Mejor no me digas nada,
ahora no quiero. ¿Sabes qué? Tráeme un té
y unas tostadas pero no muy quemadas, pero tampoco muy blancas, y que sean de
pan integral.
Mesero:
-Perfecto!, Enseguida vuelvo.
Mientras
el mesero se marcha…
Señora 2:
-No!, no quiero nada de eso.- Mejor tráeme un vaso de agua.
El
mesero asiente con la cabeza y cuando se da vuelta expresa una cara de indignación.
La señora 2 le pregunta a otra
mujer de otra mesa: - Disculpa, ¿Estás leyendo esa revista? – La mujer de la
otra mesa le da la revista sin decirle una palabra.
Durante todo el desayuno, tanto
el cocinero como los que nos encontrábamos en las mesas más alejadas pudimos
escuchar la conversación de esas dos ladys. Supimos del accidente en moto de Jony,
y del tercer nieto que esta por esperar Betty. Sabemos más política que antes,
y además recibimos algunos tips para nuestra economía.
Son
las 10:00 am y me dispongo a salir. Me paro y veo que las dos anfitrionas hacen
lo mismo. Mientras salgo, me tropiezo con una de ellas porque se detiene
sorpresivamente para ver su celular. Les pido disculpas, a las cual me devuelve
un: -Tené cuidado Nene!- solo llego a emitir una sonrisa.
Mientras
me doy vuelta y sigo mi rumbo llego a escuchar un último diálogo:
Señora
1: -¿Qué café más aburrido no?
Señora
2: -Son todos unos estirados!. Todos arrogantes… ni hablaban entre ellos.
Señora
1: - ¿La plata no hace a la felicidad viste?
Señora
2: Es verdad Betty, prefiero ser pobre y humilde y no como estos estirados. ¿Le
dejaste propina al mesero?
Señora
1: ¿Estás loca? Nos atendió horrible. No se lo merecía.
Señora
2: Tenes razón. Que aprenda!
domingo, 3 de abril de 2016
Indicios para reconocer a personas que hablan mucho en espectáculos
Indicios para reconocer a
personas que hablan mucho en espectáculos:
Mediante
el presente informe, les paso a notificar cuales son los tips para poder
identificar a aquellas personas que se sitúan cerca de nosotros en los
espectáculos (ya sea cine, teatro, opera, ballet, circo, etc…) y que
generalmente perjudican o impiden que disfrutemos el show en su totalidad.
1º
indicio: Siempre, la persona se sentara cerca de nosotros y no importa cuánto
queramos evitarla, porque está siempre llega tarde. Por lo general entra cuando
está por iniciar el show hablando en un tono fuerte y criticando el servicio
del lugar o algún aspecto de las instalaciones. No importa si en la sala hay
pocos concurrentes, se las ingenia para estar cerca de nosotros, como si tuviera
algún acuerdo con el encargado de la boletaría. Usted se dirá: - Pero puedo
cambiarme de lugar- Lamento decirle que al instante en que usted se acomoda en
el nuevo asiento, automáticamente “la persona charlatana” cambia y es una que está próxima a su nueva
ubicación (la bacteria puede ir de persona en persona gracias a un GPS interno
que le brinda ubicación exacta de las víctimas).
2º
indicio: El perturbador siempre tose o estornuda. No importa en cuál de las
cuatro estaciones usted decida salir con su pareja, amistad o familiar. El
perturbador destinado a molestarlo va a toser, a estornudar. Al parecer le
tienen alergia a buenos eventos. Esta teoría se basa en que antes del show y
después de este, se encuentran en perfecto estado, pero al cruzar la puerta de
la sala el malestar acude a ellos como por arte de magia.
3ª
indicio: El perturbador siempre critica algo que el mismo va a hacer en minutos
posteriores. Talvez no hará la misma acción, pero si algo parecido. Ejemplo:
Si
alguien llega tarde:
-Pero esta gente no se da cuenta
que no deja disfrutar del cine ¿Qué les cuesta llegar temprano? Ya me perdí la
trama- le dice doña tilde a su marido.
Tres
minutos después:
-Qué película más aburrida!
Encima está en blanco y negro. Hubiéramos ido
a comer un sándwich de bondiola a la costanera pa- le reclama doña tilde
a su marido, en un tono alto sin impórtale el contexto. El marido, la mayoría
de las veces es sumiso y duerme durante el show. Debido a lo sumiso de su
personalidad, no ronca.
4º
indicio: Terquedad. Siempre, pero siempre, hay una señora de edad avanzada
próxima a la persona perturbadora. A mitad del espectáculo, esta anciana le
pide al perturbador silencio, que por favor la deje disfrutar lo que está
viendo. Esta primera vez es de manera cordial.
El perturbador, pidiendo disculpas, toma el reclamo como una
competencia. Su orgullo y su terquedad no le permiten ver su error, por lo que
lo toma como personal. A partir de ese momento se empeña en encontrar
situaciones para poder hacer notar su voz. Habla más fuerte aún, y por
sobretodo, hace comentarios como: - Hay pero que se cree esta vieja refinada- o
–Pero quien piensa que es, yo pague lo mismo que ella por estar acá-.
Hay
cuatro maneras de terminar esta situación una vez que ocurrió:
*Continuos
reclamos realizados por la anciana hasta que termine la obra. (Este es el más engorroso para el
resto)
*La anciana se
para y le pide por favor que deje de hablar
de una manera agresiva, por lo que genera que el perturbador este
obligado a cerrar la boca.
*La
anciana recibe el apoyo de todos nosotros, que odiamos profundamente al
perturbador.
*El
perturbador en forma de venganza, agarra su balde de pochoclos el cual solo
comió hasta la mitad y comienza a arrojarles pochoclos al peluquín de la señora
de edad avanzada. El acto es acompañado de carcajadas cuyo objetivo es que la
anciana se dé cuenta de la situación.
Anexo:
Hubo situaciones en las que los protagonistas culminaron en la cárcel, y hasta
algunos han sido vetados de por vida de la instalación en la cual estaban
presenciando el show.
5º
indicio y último: Una vez finalizado el show, se prenden las luces y se puede
apreciar como todos observan al perturbador con ojos de ira. Este como si nada,
ignora el odio que recibe. Algunos creen que ellos están conscientes de lo que
acontece, y que disfrutan y se alimentan de esas miradas para su próximo
atentado.
El
perturbador se retira, y todos los que estamos a su alrededor evitamos salir a
la par para no volver a observar su rostro.
Mágicamente,
cuando vamos al baño (en el caso de que el perturbador pertenezca a nuestro
mismo género) lo encontramos al lado de nuestro mingitorio (en el caso de ser
hombre). Ha ocurrido casos en los cuales la victima ha encontrado al
perturbador en el mingitorio de al lado, aun siendo esta mujer.
Después
de la escena de la toilette, una vez más por arte de magia, también lo volvemos
a cruzar en el transporte que utilizamos para dirigirnos a nuestro hogar o
hacia otro lugar.
Si
bien estos pasos son infalibles para detectar a los miles de perturbadores que
caminan por la ciudad, el lector se dará cuenta de que solo sirven para
identificarlos después de haber sido víctimas de estos. Es por eso que este
informe no sirve para nada y es muy probable que hayas perdido tu tiempo, como
yo lo he perdido al escribirlo. Pero es que no puedo ir mas al cine y al teatro
ya que me han vetado de todos esos lugares… siempre me dicen que no paro de
hablar.
viernes, 19 de febrero de 2016
La formula para no dormir
La Nación – domingo 17 de enero de 2016
“Hasta hace un par de años, el
debate sobre la extensión de vida estaba acotado a genios excéntricos como de
Grey, el gerontólogo que dirige la fundación Matusalén, y que pronostica que en
pocos años, el proceso celular de envejecimiento podrá ser detenido (e incluso
revertido)…”
Petrova Metrobus Subevich era un
científico Austriaco con nacionalidad Paraguaya que había sido criado en las
afueras de una selva ubicada en un lugar cuyas características climáticas no
eran aptas para que allí existiera una selva. La cuestión es que Petrova se
dedicó desde muy pequeño a investigar sobre aquello que tanto le molestaba.
A
la edad de cinco años, muere la madre de Petrova. Desde ese momento, Petrova se
propuso como único objetivo, evitar que las personas lleguen a ese final tan
trágico. O por lo menos evitar el camino que estas transitan hacia ese final.
Sus primeros experimentos fueron
con sus amigos de la selva. Una tarde, probo evitar la muerte de una jirafa que
estaba muy viejita y no podía levantar el cuello. Al aplicarle la inyección que
poseía la formula de la juventud, la jirafa cobró una energía jovial y se
levantó sobre sus patas traseras. Mientras todos observaban, alzó el cuello tan
alto que podía ver lo que antes no veía. Pero después de unos segundos la
jirafa noto que estaba muy alta, y para cuando todos se dieron cuenta, la
jirafa se fue por los cielos hasta desaparecer en el paisaje.
Petrova sufrió mucho la ida de su amiga, quien se encontraba flotando por algún lugar remoto. Debido a esto
se dio cuenta que necesitaba ir a algún sitio en el cual podría adquirir nuevos
conocimientos. Es así como tomo un avión hacia Austria. Durante el viaje se
puso muy contento, porque pudo ver en el cielo a su amiga la jirafa, quien
estaba volando junto con unas gaviotas. Al parecer la jirafa siempre había
querido ser un ave desde niña. Y gracias a nuestro amigo, pudo cumplir su
sueño.
Al arribar a su nuevo destino,
Petrova se instala y se recibe en la universidad de Cremas Antiage de una
famosa compañía de cosméticos (la cual no me deja usar su nombre). Siendo el
mejor en su clase, Petrova se relaciona con bellas mujeres que conoce en las
publicidades de las mismas cremas. Aunque había alcanzado cierto éxito, Petrova
solo quería cumplir con su meta.
Después de hacer un Master, con
las máximas exponentes de la vejez en Argentina (Mirtha Legrand, Moria Casan y
otras octogenarias) logra por fin
descubrir cuál es el secreto. Luego de varios experimentos exhaustivos se da
cuenta que si al guacamole se le agrega un lagarto de color rosa fluorescente
(único en su especie, y que solo se encuentra en la selva de la cual proviene
Petrova) se puede detener el efecto de la célula que produce el envejecimiento.
y es más, si el lagarto es muy joven, se puede revertir la función de la
célula, es decir, volver a la persona más joven.
Triunfante y feliz, Petrova es
admirado en todo el mundo y su fama lo
pone como personaje del año en la revista Time. Es elegido el científico más
bello de ese año. Sin embargo Petrova se encuentra desorientado por no tener
meta a perseguir y se vuelca a las drogas. Genera disturbios por todos los países
que visita, y la fama que había conseguido, se le vuelve en contra como un
boomerang.
Para colmo, el tataranieto de F. S. Fitzgerald
lo demanda por plagio, al decir que lo que logro Petrova ya lo había logrado su
reconocido Tatarabuelo. Y la prueba más visible era Benjamin Button. Después de
varias idas y vueltas, Mauricio M. Fitzgerald gana el juicio y deja a Petrova
en la bancarrota.
Lamentablemente los lagartos
rosas de donde Petrova era oriundo se extinguen y no logra poder reemplazaron
en su fórmula contra la vejez. Petrova se muda a Rusia el año pasado y se
asienta en una pequeña habitación con una casera odiosa. Actualmente se
encuentra en una cama postrado esperando el castigo y después el crimen.
domingo, 3 de enero de 2016
El cerebro de Einstein
A lo
largo de su vida, Albert Einstein tuvo un némesis, un enemigo, su eterno
competidor. Es sabido que Albert no se le daba bien con la mecánica cuántica,
materia de la cual Niels Bohr era
exponente. Este y el físico judío siempre competían. Einstein le planteaba un
problema, y Bohr se mataba por descifrar si dicho planteo contenía un error.
Después de minutos, horas y a veces hasta días de analizar el desafío,
encontraba una incoherencia y se la comunicaba a su contrincante. Einstein con
una sonrisa en su rostro decía: -jaja claro, como no lo he visto y lo
felicitaba.
Luego
de la muerte del genio Alemán, hubo inconvenientes con que había que hacer con
su cuerpo, pero más problemas se presentaron a la hora de la pregunta < ¿Qué
hacemos con su cerebro?>. Era probablemente el legado más importante que nos
dejó, y que este quede sepultado bajo tierra o que sea cremado con el resto del
cuerpo era una idea que a nadie le parecía cuerda. Después de días de
discusión, de muchas infusiones, discusiones, y hasta llorisqueo de las mentes
más sabias del globo llegaron a la conclusión de que el cerebro sería la nueva
atracción del museo de física más grande del mundo, el cual sería construido en
Hawái. ¿Cuántos físicos había en Hawái en esa época? Creo que la respuesta es
un número negativo, y es porque accidentalmente un físico húngaro había
fallecido atragantado con un coco. Luego de los brindis, bailes y juegos de
ábacos fueron a buscar el cerebro de Einstein que se encontraba hasta ese
momento en el refrigerador de la casera del hotel de la esquina, pero alguien
se lo había robado.
Las
malas lenguas, esas que solo llevan y traen, dicen que el que se quedó con el
cerebro fue Bohr. El propósito de este no era que el cerebro sea estudiado por
científicos por ser uno de los más inteligentes de la historia. Por esos
tiempos, las licuadoras eran una sensación, y se podía ver los carteles de las
famosas más lindas de Hollywood posando junto con estos nuevos aparatos. Los
pronósticos comentaban que sería el regalo más repetido en los árboles de esa
navidad, y así fue como al no tan joven Bohr, le regalaron su primera
licuadora. Es que la tía de Niels se sentía un poco mal por regalarle unos
calzoncillos largos cada navidad, y es por eso que le pareció una excelente
idea obsequiarle una licuadora primera generación acompañada por un típico
agarre de cachetes navideño. Bohr, encantado por su nuevo electrodoméstico,
tuvo una excelente idea (o por lo menos para él). Conseguiría el cerebro de su
ex enemigo, y todas las mañana se haría un batido de bananas, frutillas,
huevos, leche y una parte del cerebro del genio. Si bien Albert siempre había
sido origen de frustraciones para él, sabía que la inteligencia del creador de
la teoría de la relatividad era superior a la suya.
El
objetivo era el de encontrar una teoría que unifique todos los campos de la
física, es decir, lograr lo que Einstein no pudo hacer durante los últimos años
de su vida y de alguna manera, lograr ganarle, aunque esto lo hiciese con la
ayuda del alemán.
Su plan
estaba muy bien diseñado, y según sus cálculos, el cerebro le alcanzaría para
realizar 365 licuados. Por lo que tendría un año para poder resolver la teoría
que tanto añoraba Einstein. Pasaban los días, las semanas, los meses y Bohr no
se sentía más sabio. De a poco se fue marginando de sus seres queridos y
comenzó a ocultarse en su despacho. La gente que concurría a visitarlo, se
encontraba con la puerta cerrada y con ninguna persona del otro lado quien le
responda. Algunos, aquellos que se quedaban horas pegados a la puerta para que
abra, comentaron que podían escuchar los pasos de Bohr, que iban de un lado al
otro a un ritmo perfecto como si estuviera calculándolos. Otros informan que de
vez en cuando se lo escuchaba repetir una y otra vez: -Einstein, Einstein,
Einstein, Einstein.
Claro
está que Bohr salía de su cuarto, para ir al baño y también para comer, y
obvio, para realizar sus licuados cada mañana. Pero siempre se las ingeniaba
para hacerlas cuando nadie estaba merodeando su hogar.
Finalmente,
su dotación de Albert para realizar los licuados se le agoto. Se miró al
espejo, miro todos los garabatos que había hecho durante todo el año en sus
pizarras, contemplo sus manos, sus dedos, su uñas, su palma. Dirigió sus ojos
al techo y grito el insulto más grave que existe acompañado del nombre del
físico más grande de todos los tiempos. Había desperdiciado un año
innecesariamente y lo sabía, no cambio en nada, era el mismo pero más viejo,
más gordo, más loco por culpa del encierro.
De a
poco, fue volviendo a su vida normal, a relacionarse con las personas, volvió a
la sociedad. Bohr explico su intento de encontrar una teoría que unifique todos
los campos como lo busco Einstein, y también explico lo que hizo para hacerlo.
Le dijo a la prensa mundial que había robado el cerebro de Einstein, y pidió
disculpas por hacerlo, alego no estar en sus cabales cuando lo hurto. Durante
los siguientes meses después de ese hecho, Bohr recibió una serie de demandas,
y todo tipo de amenazas. Pero comenzó a pasar tiempo con la familia, a
prepararle licuados a su tía. Aquellos que lo conocían antes del año en el cual
se marginó, veían un Bohr más humano. Este que era famoso por ser un
cascarrabias y malhumorado, empezó a
hacerles bromas a sus amigos. Comenzó a gustarle los niños y hasta se compró un
loro para su hogar, al que le puso “Berstein”. Siempre solitario, inició a
frecuentar con mujeres, y hasta logro formalizar una relación con una de ellas.
Día
tras día, Bohr se fue olvidando de su obsesión por Einstein y de las ganas que
tuvo de vencerlo en épocas anteriores. Su recuerdo del físico se fue
desvaneciendo hasta una mañana en la cual, al despertar y al ver su silueta en
el espejo del baño se quedó perplejo al ver que su rostro tenía un bigote lleno
de pelos blancos, desprolijo y espeso que no dejaba ver sus labios. Y el pelo,
tenía una cabellera abundante y aparatosa con pelos que ibas en direcciones
opuestas: -Que pasa?- Se preguntó así mismo. Pero de alguna manera, esperaba
que este día llegase. Por fin esos licuados lograron lo que tanto pretendía. El
aspecto de Albert Einstein y su forma de ser se apoderaron del perfil de Bohr
de tal manera que esa persona dejo de serlo.
A pesar
de la excitación que esto le producía, esta llegaría a su fin cuando tuvo que
ir a juicio por las demandas en contra de él. Después de varios meses de idas y
vueltas, subió como testigo la dueña del refrigerador del cual se robó el
cerebro del genio. En un ataque de sinceridad, la señora Exclamo: -Perdón!,
Perdón!, pero en realidad el cerebro de Einstein no es el que se robó el Señor
Bohr.
-¿Y en
donde está el verdadero cerebro de Albert Einstein? – le pregunto el juez.
- La
verdad es que lo reemplace por un kilo de chinchulines pegados con pegamento.
Era idéntico al cerebro! – lo lamento la dueña llorando.
-Pero
señora, ¿Dónde está el genuino?
- Lo
tiene mi hijo en el cuarto. Es que ¿Sabe su señoría? Él es fan de Einstein, y
dándole el cerebro pensé que tal vez, lo estaba motivando a que estudie, y
¿Quién dice? Por ahí ser como Einstein.
Después
de lo ocurrido, Bohr quedo libre de toda culpa, pero nadie lo volvió a ver.
Quienes suponen su paradero dicen que se encuentra encerrado en el baño de un
hostel en Ipanema, Copenhague, en Hungría mirándose al espejo repitiendo:
-Einstein, Einstein, Einstein…
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