“Todos los pergaminos, con la excepción de uno, contienen un principio, una ley, o una verdad fundamental escrita en un estilo singular para ayudar al lector a comprender su significado. A fin de dominar el arte de las ventas, uno debe aprender y practicar el secreto de cada pergamino. Cuando uno domina estos principios, tiene el poder de acumular toda la riqueza que desea”
Pergamino número 1 (segunda parte)
"...En realidad, la única diferencia entre aquellos que
han fracasado y aquellos que han tenido éxito reside en la diferencia de sus
hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Los malos hábitos son
la puerta abierta al fracaso. De manera entonces que la primera ley que
obedeceré, y que procede a todas las otras es la siguiente: Me formaré buenos hábitos, y seré el esclavo
de esos hábitos.
Cuando
era niño, era esclavo de mis impulsos, ahora soy esclavo de mis hábitos, como
lo son todos los hombres crecidos. He rendido mi libre albedrío a los años de
hábitos acumulados y las acciones pasadas de mi vida han señalado ya un camino
que amenaza aprisionar mi futuro. Mis acciones son gobernadas por el apetito,
la pasión, el prejuicio, la avaricia, el amor, temor, medio ambiente, hábitos,
y el peor de estos tiranos es el hábito. Por lo tanto si tengo que ser esclavo
de los hábitos, que sea esclavo de los buenos hábitos.
Los malos hábitos
deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla.
Adquiriré buenos
hábitos y me convertiré en su esclavo. ¿Y cómo realizaré esta difícil empresa?
Lo haré por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio
que desalojará de mi vida un hábito malo y lo reemplazará con uno que me
acerque al éxito. Porque hay otra ley de la naturaleza que dice que sólo un
hábito puede dominar a otro. De manera que a fin de que estas palabras escritas
cumplan la tarea para la cual han sido designadas, debo de disciplinarme a mí
mismo y adquirir el primero de mis nuevos hábitos que es el siguiente: Leeré cada pergamino durante 30 días en esta
forma prescrita, antes de proceder a la lectura del pergamino siguiente.
Primero,
leeré las palabras en silencio cuando me levanto al a mañana. Luego leeré las palabras en silencio después
de haber participado de la comida del mediodía. Finalmente leeré las palabras de
nuevo antes de acostarme al finalizar el día, y aún más importante, en esta
oportunidad leeré las palabras en alta voz.
Al día siguiente
repetiré este procedimiento, y continuaré de esta manera durante 30 días. Luego
empezaré el siguiente pergamino y repetiré este procedimiento durante otros
treinta días. Continuaré de esta forma hasta que haya vivido con cada uno de
los pergaminos durante 30 días y mi lectura se haya convertido en hábito.
¿Y qué realizaré
mediante este hábito? Reside aquí el secreto oculto de todas las realizaciones
del hombre. Al repetir diariamente las palabras, se convertirán pronto en parte
integral de mi mente activa, pero aún más importante, se filtrarán también
hasta la otra mente mía, que crea mis sueños, y con frecuencia me hace proceder
en una forma que no comprendo.
A medida que las
palabras de estos pergaminos son absorbidas por mi misteriosa mente, comenzaré
a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no he conocido nunca. Mi
vigor aumentará, mi entusiasmo se acrecentará, mi deseo de enfrentarme con el
mundo dominará a todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y seré
más feliz de lo que jamás había pensado que fuese posible en este mundo de
luchas y de dolor.
Finalmente,
descubriré que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los
pergaminos me ordenaron que reaccionara, y de pronto estas acciones y
reacciones serán fáciles de realizar, porque todo acto se hace fácil con la
práctica.
De manera entonces
que nacerá un hábito nuevo y bueno, porque cuando un acto se hace fácil
mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo, y si es
un placer realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con
frecuencia. Cuando lo hago con frecuencia se convierte en un hábito y yo me
convierto en su esclavo y puesto que éste es un buen hábito, ésta es mi
voluntad.
Hoy comienzo una
nueva vida.
Y me hago un
solemne juramento de que nada retardará el crecimiento de mi nueva vida. No
interrumpiré ni un día estas lecturas porque el día que pierda no podrá
recobrarse jamás ni podré substituirlo por otro. No debo interrumpir, no interrumpiré este
hábito de la lectura diaria de estos pergaminos, y en realidad, los pocos
momentos que pase todos los días en este nuevo hábito serán un precio
insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito que serán míos.
Y mientras leo y
releo las palabras de los pergaminos siguientes, no permitiré jamás que la
brevedad de cada pergamino ni la simplicidad de sus palabras me lleven a tratar
livianamente el mensaje del pergamino. Miles de uvas se prensan para llenar una
botella de vino y el hollejo y la pulpa son arrojados a los pájaros. Así es con
estas uvas de sabiduría de los siglos. Mucho se ha filtrado y arrojado a los
vientos. Solamente la verdad pura yace destilada en las palabras que vendrían.
Beberé según las instrucciones y no derramaré ni una gota. Y la semilla del
éxito ingeriré.
Hoy mi viejo
pellejo se ha vuelto como polvo. Caminaré erguido entre los hombres y no me
reconocerán, porque hoy soy un nuevo hombre, con una nueva vida."
Extraído del libro "El vendedor más grande del mundo" - de Og Mandino
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