“Todos los pergaminos, con la excepción de uno, contienen un
principio, una ley, o una verdad fundamental escrita en un estilo singular para
ayudar al lector a comprender su significado. A fin de dominar el arte de las ventas,
uno debe aprender y practicar el secreto de cada pergamino. Cuando uno domina
estos principios, tiene el poder de acumular toda la riqueza que desea”
Pergamino número 2
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
Porque éste es el secreto más grande del éxito
en todas las empresas. La fuerza muscular podrá partir un escudo y aún destruir
la vida, pero sólo el poder invisible del amor puede abrir el corazón del
hombre, y hasta que no domine este arte no seré más que un mercachifle en el
mercado. Haré del amor mi arma más poderosa y nadie a quien yo visite podrá
defenderse de su fuerza.
Podrán
contradecir mi razonamiento; podrán desconfiar de mis discursos; podrán
desaprobar mi manera de vestir; podrán rechazar mi rostro; y hasta podrán
sospechar de mis ofertas especiales; y sin embargo mi amor les derretirá el
corazón, al igual que el sol cuyos rayos entibian la más fría arcilla.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo lo haré? De aquí en
adelante contemplaré todas las cosas con amor y naceré de nuevo. Amaré al sol
porque me calienta los huesos; pero también amaré la lluvia porque purifica mi espíritu.
Amaré la luz porque me señala el camino; pero también amaré la oscuridad porque
me enseña las estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón;
pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la
recompensa porque constituye mi pago; pero también daré acogida a los obstáculos
porque constituyen para mí un desafío.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo
hablaré? Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en amigos míos. Animaré a mis
amigos y se volverán mis hermanos. Ahondaré siempre en busca de razones para
elogiar; nunca me allanaré a buscar excusas para el chisme. Cuando sienta la
tentación de criticar, me morderé la lengua; cuando me sienta inspirado a
elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos.
¿No
sucede que los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda hablan con la
música de la alabanza para su creador? ¿No
puedo acaso hablar con la misma música a sus hijos? De aquí en adelante
recordaré este secreto que cambiará mi vida.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo
procederé? Amaré a todas las clases de hombres porque cada uno tiene cualidades
dignas de ser admiradas aunque quizá estén ocultas. Derribaré la muralla de
sospecha y de odio que han construido alrededor de sus corazones, y en su lugar
edificaré puentes para llegar por ellos a sus almas.
Amaré
al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado
porque pueden enseñarme. Amaré a los reyes porque son solamente humanos; amaré
a los ricos porque sufren la soledad; amaré a los pobres porque son tantos.
Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los ancianos por la
sabiduría que comparten. Amaré a los hermosos por sus ojos de tristeza; amaré a
los feos por sus almas saturadas de paz.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
¿Pero
cómo reaccionaré ante la conducta de los demás? Con amor. Porque así como el
amor es el arma con la que me propongo abrir el corazón del hombre, el amor es
también mi escudo para resistir los dardos del odio y las lanzas de ira. La
adversidad y el desánimo azotarán cual huracán mi nuevo escudo, hasta quedar
finalmente reducidos a fina lluvia. Mi escudo me protegerá en el mercado, me sostendrá
cuando estoy solo. Me estimulará en momentos de desánimo, pero también me
calmará en épocas de gozoso transporte. Con el uso se fortalecerá y me protegerá
cada vez más, hasta que un día lo pondré a un lado y caminaré sin estorbos
entre todos los hombres, y cuando lo haga, mi nombre será enarbolado bien alto
en la pirámide de la vida.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo
me enfrentaré con las personas con quienes me encuentro? De una sola manera. En
silencio y en mi fuero interno me dirigiré a él y le diré que le amo. Aunque
dichas en silencio estas palabras se reflejarán en mis ojos, serenarán mi
frente, harán eco en mi voz; y su corazón se abrirá. ¿Y quién es aquel que se
negará a comprar mis mercancías cuando en su corazón sienta mi amor?
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
Y
principalmente me amaré a mí mismo. Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente
todo lo que entra en mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. Nunca jamás
mimaré los apetitos de la carne, sino que más bien trataré mi cuerpo con
limpieza y moderación. Nunca permitiré que mi mente sea atraída por el mal y la
desesperación, sino que más bien la estimularé con los conocimientos y la
sabiduría de los siglos. Nunca le permitiré a mi alma que se vuelva
complaciente y satisfecha; por el contrario la alimentaré con la meditación y
la oración. No permitiré nunca que mi corazón se empequeñezca o se amargue;
sino más bien lo compartiré y crecerá y alegrará la tierra.
Saludaré este día con amor en mi
corazón.
De aquí
en adelante amaré a toda la humanidad. Desde este momento todo el odio ha sido
extraído de mis venas porque no tengo tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para
amar. Desde este momento doy el primer paso requerido para convertirme en un
hombre entre los hombres. Con amor aumentaré mis ventas en un ciento por ciento
y me convertiré en un gran vendedor. Aunque no posea otras cualidades, puedo
alcanzar el éxito con el amor solamente. Sin el amor fracasaré aunque posea
todos los conocimientos y habilidades del mundo.
Saludaré
este día con amor, y tendré éxito.
Extraído del libro "El vendedor más grande del mundo" - de Og Mandino
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