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lunes, 4 de febrero de 2019

Historias de Buenos Aires


                Estoy a la mitad de la semana. Mis ojos tardan en abrirse al escuchar el despertador. La ciudad es insufrible en verano. El clima húmedo combinado con una temperatura de 40 ° nos hace recordar que tan mal le estamos haciendo al planeta. ¡¡¡Hola calentamiento global!!! Con las pocas fuerzas que mi cuerpo posee, luego de 8 horas de recargar energía, logró prepararme un desayuno decente y darme una ducha para terminar de sacarme las lagañas de mis ojos. Una vez en sociedad, me dispongo a tomar la línea H del subte. -Por suerte todos los trenes de esa línea tienen aire acondicionado- Pienso en voz baja. Como lo tomo en la primera estación, casi todos los días encuentro un lugar para sentarme, lo hago. Apenas me acomodo, mis parpados se sienten tan pesados que solo quiero cerrar mis ojos. Mi frente se inclina apuntando hacia el piso, mi boca se relaja y mis cachetes sufren los efectos de la gravedad. Trato de mantenerme despierto, aunque sin éxito. Antes de caer en un sueño profundo pre oficina, veo un ramo de flores tirado en la esquina del vagón, debajo de un asiento.
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                Antes de que suene el ultimo pitido alcanzó a descolgar el teléfono. Agitado después de una corrida digna de Usain Bolt, logro exclamar:  -Hola. ¿Quién habla?
-  Buen día, ¿hablo con Marco Antonio Farol?
- Si, soy yo- Responde sorprendido
- ¿Qué tal? Un gusto. Mi nombre es Juan esteban cantante y me comunico con usted por la postulación que realizó al puesto de Analista de riesgo crediticio y anti lavado de fraude Senior a través de internet. ¿Puede Hablar? ¿Tiene unos minutos disponibles?
Marco Antonio era un joven adulto de unos 22 años. Recién iniciado en su carrea académica, se ha postulado a cuál oferta laboral ha visto en Internet, diario, etc… Su estrategia era muy simple, se postulaba a todos los trabajos sin reparo, ya que opinaba que era un desperdicio de tiempo leer cada publicación. Su autoestima se encontraba bien por las nubes, por lo que estos tipos de llamados no lo asustaban en lo más mínimo, aunque era a sabiendas que el no contaba con la aptitud necesaria para el mismo.
-Un gusto conocerte Juan. Pues claro que tengo unos minutos para una propuesta de tal magnitud- Dijo modificando su voz y haciéndola más grave.
- Que buena noticia! Te comento que estamos buscando un postulante con casi dos años de experiencia en trabajos similares dentro del rubro de las petroquímicas, con ingles bilingüe, con uso del sistema de gestión SAPO, con capacidad para reubicarse dentro y fuera del país, y que viva en la zona de los pilares de villa margarita rica del norte. La idea sería coordinar contigo una entrevista para conocernos mejor. ¿estas de acuerdo?
                Marco Antonio era de estratos bajos. Si bien no le faltaba para comer, había mentido en la información con la cual se había postulado a los trabajos. No vivía donde decía y apenas hablaba español. Su domicilio era en la zona mas pobre al sur de la provincia. Para llegar al barrio de los pilares de villa margarita rica del norte tardaría dos horas y medias con suerte.
-Me parece muy bien. Me encantaría poder coordinar una entrevista.
- ¿Mañana por la mañana te parece bien?
- La verdad que esta semana estoy con muchos asuntos y no creo tener momentos libres. Por la mañana es casi imposible que pueda acercarme. ¿Qué tal por la tarde? Después del mediodía ¿Podrá ser?
- No hay ningún inconveniente. ¿a las 13 hs te queda cómodo?
-Si perfecto.
-Excelente. Te espero mañana. Te envío dirección y datos de con quien vas a tener la entrevista por e-mail. Te deseo mucha suerte. Saludos.
-Muchas gracias. Saludos.

                Lentamente desciende su brazo derecho hasta que el tubo del teléfono se posa en la base del mismo. Respira hondo, y con una sonrisa grita: - ¡Mamá! ¡Conseguí trabajo! Pues para él lo importante era llegar a estar cara a cara con la persona que selecciona a los empleados. Él estaba confiado de que, de ninguna manera, podrían encontrar a una tercera persona que empatizará mejor. Se tenía mucha fe en si mismo. Y al parecer tenía razón, porque al otro día a la tarde le habían confirmado que obtuvo el trabajo y que ingresaría al mismo el lunes siguiente. Encantado por la vida, fue a festejar con su novia al mejor pub de la ciudad, compro los mejores tragos. Después se fue en un taxi hasta la casa de su pareja para dejarla allí y con el mismo vehículo fue a contarles a sus amigos la buena noticia.
                Sus amigos se juntaban todas las tardes en la misma esquina a charlar. Al llegar allí, estos lo recibieron con gritos de alegría y festejos. Comentándoles detalles de su logro, menciono el importe monetario que le iban a pagar a partir de ese lunes próximo. Por alguna razón, después de dicho comentario hubo un silencio incómodo. Marco Antonio percibió esto, y se sintió culpable sin saber bien el motivo. Debido a la culpa o a algún sentimiento parecido, los invito a todos a tomar cerveza artesanal al bar del barrio. Si bien no tenía dinero, conocía a los dueños de aquel bar, por lo que podría pedirles que lo anoten a su cuenta, la cual ya era abultada. Ya era de conocimiento popular que Marco Antonio había conseguido un trabajo bien pago, por lo que los dueños del bar no se opusieron al pedido del joven.  
                Luego de una noche de muchas pintas, Marco Antonio se levanto en su hogar al mediodía siguiente.  Sin tener recuerdos de lo que había acontecido, se encontró con su celular con llamadas perdidas de su pareja, de su madre y de un número desconocido. Se encontraba angustiado. No quería pensar en la cantidad de tragos que habían pedido sus amigos, ni a cuanto había aumentado la cuenta con el bar. Se levanto a almorzar, la madre estaba sentada con la comida preparada con cara de pocos amigos.

-Buen día! ¿Mira quién se dignó a levantar? – Exclamo como si fuese la mejor actriz de novela mexicana.
-No empieces mama, que se me parte la cabeza.
-Esta bien, yo no te voy a decir nada. Pero preocúpate por tu novia que estuvo llorando toda la noche por vos pensando en que te había pasado algo.

                Marco Antonio presentía que algo de eso había ocurrido, debido a la cantidad de llamadas perdidas en su celular. Una vez que culmino de ingerir sus alimentos se dispuso a llamarla, pero sin respuesta alguna. No se alteró, ya que la relación de él con su pareja era así. Casi siempre que se peleaban, ella lo hacía sufrir un poco para poner las cosas en el buen camino nuevamente. Por mucho que le pesaría, debería soportar la tormenta que vendría. Sin embargo, después de cuatro horas seguía sin poder comunicarse, y eso si era una novedad.  Ansioso, llamo a la madre, pero esta solo le respondió con un: -Ya no quiere verte más.
                Si bien al oír estas palabras, trato de serenarse, los nervios y la soledad se apoderaron de su carácter. Respiro hondo, pero un contexto de catástrofe pasaba por su cabeza. De repente, no podía concebir la vida sin su bella novia. Le pidió consejos a su madre, pero esta lo regaño sin reparo. Luego de pensarlo bien, se dispuso a ir a la casa de ella mientras el sol se escondía por el horizonte. Se vistió con su mejor repertorio, paso por una florería y pidió el ramo más bello y grande que existiese. Cuando la empleada le dijo el precio, éste se excedía de la capacidad de pago del joven. Sorteo el pago argumentando que en una semana pasaría a pagarlo ya que había conseguido un trabajo de buena paga. 
                Cuando llego al domicilio de su novia, toco timbre una, dos, tres veces. Pasado unos minutos, percibió que la luz del corredor que daba a la puerta de la calle se había encendido. Verdaderamente estaba nervioso, como si fuese la primera cita. Se seco la transpiración de la frente, se acomodo el cuello de la camisa y dispuesto a arrodillarse en pose de clemencia, se abrió la puerta. Una imagen demacrada de su novia se había presentado. La imagen era tan denigrante que lo dejo sin palabras. Ante un escenario que no esperaba, solo pudo pedir perdón. A pesar de esto, su pareja no tenía ninguna intención de perdonarlo y estar junto a él. Parece ser que había pasado la noche con una prima lejana de ella, y él ni siquiera lo recordaba. Cuando su novia le conto la novedad, él se quedó sin palabras, se dio media vuelta y se marchó. No tenía ganas de nada. Solo le quedaba aliento para volver a la casa. Se subió a la estación de subte, se sentó y de repente le sonó el celular. Esperanzado con que fuese su novia, se encontró con el número desconocido que lo había llamado a la mañana.

-hola, ¿Quién habla? – pregunto con una voz similar al de las personas que asisten a un funeral.
-Marco Antonio ¿Cómo estás? Habla Juan Esteban.
                Lo sorprendió la llamada. Por dentro se dio fuerzas para no parecer decaído.
-Muy bien por suerte, que sorpresa que me llames – se hizo evidente el cambio en la voz.
-Disculpa, es que te he llamado hoy por la mañana y no pude dar contigo. ¿Podes hablar?
-Si sí, por supuesto.
-Pues mira, lamentablemente te llamo para decirte malas noticias. No vamos a poder darte el puesto que te habíamos ofrecido. Ya que el mismo no esta disponible. Te pido disculpas por el tiempo que te hemos robado y espero que en un futuro puedas ser de nuestro equipo.
                La noticia lo impacto, pero no pudo opacar la ruptura con su pareja. Primero se le ocurrió cuestionar la decisión, pero después se dio cuenta que no tenia fuerzas para tal propósito.
 -Es una lastima oír eso, tenia muchas ganas de ser parte de tan buena empresa. Será la próxima, saludos.
-Hasta la próxima, éxitos.
              
               Apago su celular, sus ojos se llenaron de lágrimas, dejo caer su cuerpo en el asiento ante un vagón del subte vacío. Sin fuerzas dejo caer los brazos, y con estos el ramo de flores, ocultándose en las sombras bajo tierra.

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