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domingo, 20 de diciembre de 2015

Steve Jobs - Lecciones de liderazgo "Distorsiona la realidad"

               La famosa y en ocasiones infame capacidad de Jobs para forzar a los demás a lograr lo imposible fue bautizada por sus compañeros como su <<campo de distorsión de la realidad>> a raíz de un episodio de Star Trek en que los alienígenas crean una realidad alternativa convincente con el poder de su mente. Uno de los primeros ejemplos fu cuando Jobs, mientras trabajaba en el turno noche de Atari, presionó a Steve Wozniac para que crease un videojuego llamado Breakout. Woz le advirtió de que iba a necesitar meses, pero Jobs se quedó mirándolo fijamente e insistió en que podía hacerlo en cuatro días. Woz sabía que aquello era imposible, pero acabó consiguiéndolo.
                Los que conocían a Jobs interpretaban lo del <<campo de distorsión de la realidad >> como un eufemismo con el que en realidad aludían a su presunto carácter intimidatorio y a sus mentiras. Sin embargo, los que trabajaban con él reconocían que aquel rasgo, por exasperante que pudiera ser, les permitía alcanzar metas extraordinarias. Como Jobs pensaba en las reglas habituales de la vida no iban con él, logró inspirar a su equipo para cambiar el curso de la historia de la informática con solo una fracción de los recursos con que contaban empresas como Xerox o IBM.
                <<Era una distorsión que se autoalimentaba- recordaba Debi Coleman, miembro del equipo original del Mac y ganadora de un premio por ser la empleada que mejor se enfrentaba a Jobs-. Lograbas hacer lo imposible porque no te dabas cuenta de que era imposible>>.
                Un día, Jobs entró en el cúbiculo de Larry Kenyon, el ingeniero que trabajaba en el sistema operativo de Macintosh, y su quejó de que aquello tardaba demasiado en arrancar. Kenyon comenzó a explicarle por qué era imposible reducir el tiempo de espera, pero Jobs lo cortó en seco. <<Si con ello pudieras salvarle la vida a una persona, ¿encontrarías la forma de reducir diez segundos el tiempo de arranque?>>, le pregunto. Kenyon reconoció que posiblemente podría. Jobs se dirigió a una pizarra y le mostró que, si había cinco millones de persona utilizando el Mac cada día, y tardaban diez segundos de más en encender el ordenador, aquello sumaba unos trescientos millones de horas anuales que la gente podría ahorrarse, lo que equivalía a salvar cien vidas cada año. Unas semanas más tarde, Kenyon había conseguido que la máquina arrancará veintiocho segundos más rápido.
                Cuando Jobs estaba diseñando el IPhone, decidió que quería que la cubierta fuera de un cristal duro y a prueba de arañazos en lugar de ser de plástico. Se reunió con Wendell Weeks, el director general de Corning, quien le explico que en los años sesenta su empresa había desarrollado un proceso de intercambio químico que los había llevado a crear los que ellos denominaban <<cristal gorila>>. Jobs dijo que quería realizar un pedido enorme de cristal gorila para dentro de seis meses. Weeks le replicó que Corning ya no producía aquel material y que no tenían la capacidad necesaria para hacerlo. <<No te preocupes por eso>>, respondió Jobs. Aquello sorprendió a Weeks, que no estaba acostumbrado al campo de distorsión de la realidad de Jobs. Trató de explicarle que una falsa confianza no lo ayudaría a superar los desafíos en materia de ingeniería, pero aquella era una premisa, que, como ya había demostrado en repetidas ocasiones, no estaba dispuesto a aceptar. Se quedó mirándole fijamente y sin pestañear. <<Si que puedes hacerlo – afirmó-. Hazte a la idea. Puedes hacerlo>>. Weeks recuerda que negó con la cabeza perplejo, y que después llamo a los gerentes de la fábrica de Corning en Harrodsburg, Kentucky, que estaban fabricando pantallas de cristal líquido, y les ordenó que se pusieran de inmediato a producir cristal gorila a tiempo completo. <<Lo hicimos en menos de seis meses- comento-. Pusimos a trabajar a nuestro mejores científicos e ingenieros y logramos llevarlo a cabo.>> Como consecuencia de esto, Corning fabrica en Estados Unidos los cristales de cada IPhone e IPad.
 
Extraído del libro "Steve Jobs - Lecciones de liderazgo" - Walter Isaacson

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