“céntrate en crear un gran producto y los
beneficios llegarán”
Cuando Jobs
diseño el primer Macintosh junto con su pequeño equipo a principios de la
década de los ochenta, su determinación era lograr algo <<absurdamente
genial>>. Nunca habló de cómo maximizar sus beneficios o del equilibrio
entre costes y ganancias. << No se preocupen por el precio, limítense a
especificar las capacidades del ordenador>>, le pidió al jefe del equipo.
En su primer retiro con el equipo del Macintosh, lo primero que hizo fue
escribir una frase en la pizarra: <<No se conformen>>. La máquina
resultante era demasiado cara y acabó contándole a Jobs la destitución de
Apple. Pero el Macintosh también logró << dejar una marca en el
universo>>, como el solía decir, al acelerar la revolución informática. Y
a la larga consiguió alcanzar un equilibrio: <<Céntrate en crear un gran
producto y los beneficios llegarán>>.
John
Sculley, que dirigió Apple entre 1983 y 1993, era un ejecutivo de publicidad y
ventas de Pepsi. Tras la partida de Jobs, se centró más en como maximizar los
beneficios que en el diseño del producto, y Apple fue decayendo poco a poco.
<<Yo tengo mi propia teoría sobre por qué las empresas se vienen abajo –
me contó Jobs-. Crean algunos productos fantásticos, pero entonces la gente de
los departamentos de ventas y publicidad se adueña de la compañía, porque son
ellos los que pueden aumentar los beneficios. Cuando los chicos de ventas
dirigen la compañía, los de operaciones dejan de tener tanta importancia, y
muchos de ellos desconectan. Es lo que le pasó a Apple cuando entro Sculley,
algo que fue culpa mía, y también ocurrió cuando Ballmer se puso al frente de
Microsoft.>>
Cuando
Jobs regresó, hizo que Apple se centrara de nuevo en la creación de productos
innovadores: el IMac, el PowerBook y, después, el IPod, el IPhone y el IPad.
Según explicó él mismo: <<Mi pasión siempre fue construir una empresa
duradera en la que la gente se sintiera motivada para crear grandes productos.
Todo los demás era secundario. Por supuesto, era fantástico obtener beneficios,
porque eso es lo que te permite crear grandes productos. Pero la motivación
eran los productos, no los beneficios. Sculley alteró esas prioridades y
convirtió el dinero en la meta. Es una diferencia sutil, pero acaba por afectar
a todos los campos: la gente a la que contratas, quién asciende y qué se
discute en las reuniones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario